Repasamos una entrevista realizada a Oscar Alfonso sobre la distinción como “Personalidad Destacada del Deporte" en 2015.
El domingo al mediodía Al Toque Deportes pasó a saludar al cumple años del deporte, al sportsman, a Oscar Alfonso. Tocamos timbre, se abre la puerta y nos recibe un pase al pie, una asistencia a la palma de la mano y arrime perfecto. Siempre redonda. Calmo, humilde y amable. Un sin número de cuadros, fotos y trofeos decoran la casa del deporte: fútbol, básquet y bochas, todo junto. Un contexto que sintetiza la carrera de uno de los deportistas más importantes de la historia de la ciudad. El multifacético jugador cumplió 87 años y, con esa excusa, tiramos paredes sobre el reciente reconocimiento entregado por el Concejo Deliberante y de su destacado pasado en el mundo deportivo.
“El deporte fue todo en mi vida. Desde los once años hasta los setenta practiqué deportes con responsabilidad y compromiso, sin ellos hubiese sido imposible lograr todo lo que logré”, explica el riocuartense nacido el 14 de junio de 1928. “Me tomó un poco por sorpresa esta distinción, me puse contento y sirve porque ahora la gente me para por la calle para felicitarme y saludarme. Bueno, se ve que algo he hecho bien (risas)”, subraya sobre el reconocimiento como “Personalidad Destacada del Deporte". A lo que agrega: “Yo tomé el deporte con seriedad y eso hizo que durante mucho tiempo alcance un nivel que, tal vez hago mal en decirlo yo, era imprescindible en los equipos que jugaba”. Alfonso recuerda el valor de los reconocimientos hechos en el momento justo: “Lo importante es que fue en vida, a tiempo, y no como le pasó a Gino Molayoli que se acordaron después de su muerte, siendo uno de los mejores deportistas de la historia de Río Cuarto”.
Días de trabajo y deporte
“Me levantaba a las 5 de la mañana porque a las 6 entraba a trabajar en el Área Material. Salía de laburar a las 7 de la tarde, porque hacía horas extras para poder terminar mi casa, y a partir de ahí me dedicaba a entrenar y practicar deporte. Lo curioso que salía de mi casa con dos bolsos armados, sobre todo los sábados, porque muchas veces jugaba a las bochas por la mañana y después al fútbol por la tarde. A veces había un auto esperándome para llevarme de un lugar a otro”, recuerda Alfonso cómo era una jornada normal en plena carrera deportiva.
“Mi brazo derecho”
“La mitad los goles que yo hacía, los dobles que metía y los bochazos que daba eran de ella”, recuerda Alfonso a su esposa Irma, fallecida hace un año, que desde los 22 años estuvieron casados. Y añade: “Fue mi brazo derecho porque yo salía de laburar y ella tenía lista la comida y el bolso. Comía y me iba en bici a practicar hasta las diez de la noche. Siempre estuvo al lado mío”.
El trío fantástico
Alfonso no duda en destacar que el equipo conformado con Gino Molayoli y Horacio Mercau marcó un hito en la historia bochófila de Río Cuarto. “Dos jugadores excepcionales y dos compañeros bárbaros”, resume a sus compañeros de trío. Además, dijo sobre su desempeño individual: “A partir de 1964 me dediqué a las bochas porque prácticamente había dejado a los otros dos deportes y fui campeón Provincial, Argentino, Rioplatense y Sudamericano. También fui capitán de la selección nacional y en dos oportunidades figuré en la Cabalgata Deportiva Gillette como el mejor jugador del país (en 1966 y 1968)”.
El quinteto imbatible
“Con Gorriones estuvimos diez años sin perder, es mucho eh (risas). Ése equipo quedó en la historia, está escrito y eso no se puede borrar. Yo marcaba un promedio de 20 puntos por partido cuando en esa época no existía el triple”, rememora Alfonso sobre su trayectoria en el básquet riocuartense.
Estudiantes con título
Alfonso pone el acento que su basal como jugador de fútbol se sitúa en el club de Avenida España: “Este banderín de Estudiantes que tengo de recuerdo es un símbolo de lo que fue para mí porque jugué mucho tiempo y ganamos cinco títulos en una época donde había muy buenos jugadores y equipos”. Entre las alineaciones campeones retrotrae a la de 1961: Despósito, Varisco, Del Cantare, Galíndez, Villarreal, Alfonso, Biassi, Muñoz, Cáceres, Miguel Laciar y Salvador Zalazar. También hizo un breve balance sobre su paso por Quilmes, en 1954: “Me fui de grande, tenía 25 años, y me sirvió para aprender mucho porque allá era muy diferente a acá. Había partidos arreglados, los entrenamientos eran más formales y fuertes pero fue una experiencia que me enseñó mucho”.
¿Fútbol, básquet o bochas?
Alfonso sonríe y responde: “No había preferencia, ponía todo en el deporte que jugaba, porque se crea un alto porcentaje de obligatoriedad que es imposible esquivar. El corazón me dio para hacer de todo”.
El deporte como escuela
Finalmente, Alfonso deja una reflexión digna de un grande sobre el valor del deporte en la vida: “Practicar fútbol, básquet y bochas me enseñó mucho, tanto en lo deportivo como en lo personal, fueron todo en mi vida. Aprendí a escuchar a la gente porque no tuve la chance de ir a la escuela. Cuando escuchaba una palabra que decían en la cancha o en un entrenamiento iba a mi casa y la buscaba en el diccionario para ver qué significaba. Además, en un momento el deporte me ubicó en un lugar de privilegio, con gente de clase o culta, en donde recopilé experiencias que me enseñaron mucho en la vida”.
Fuentes: Revista Contragolpe, CEDAT (Centro de Documentación Al Toque) y Archivo Histórico Municipal.
Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque