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Verónica Blanco compite desde hace tres años. Lo que empezó como un complemento de la rehabilitación se convirtió en una carrera con buenos resultados que la llevaron hasta los Juegos Parapanamericanos de Lima, donde obtuvo una medalla de bronce.
En tiempos de aislamiento, las entrevistas a través de Instagram Live se convirtieron en habituales. En la continuación del ciclo en la cuenta oficial de Al Toque Deportes, este viernes desde las 20hs charlaremos con Verónica Soledad Blanco, jugadora local de tenis de mesa adaptado. También, por nuestro canal de YouTube.
Uno de los deportes más atrapantes del mundo polideportivo es, sin dudas, el tenis de mesa. El poder hipnótico de la diminuta pelota, yendo a gran velocidad de un lado al otro de la red, llama la atención de los presentes y televidentes. Los tenistas, desde cada extremo, realizan movimientos furtivos para lograr el punto.
El tenis de mesa adaptado no cambia la lógica ni la variación de las reglas, excepto algunos detalles que se dan sobre todo en la disciplina por equipos: no es necesario que cada doblista realice un golpe por turno, sino que cualquiera puede darle a la pelota. El deporte es considerado paralímpico desde 1960, mucho antes que el tenis de mesa fuese olímpico (a partir de los Juegos de Seúl 1988).
Las competencias se dividen por clase. El rol de la clasificación es establecer grupos de competencia entre deportistas en igualdad aproximada de condiciones. Las clases 1 a 5 son para jugadores en silla de ruedas, mientras que las clases 6 a 10 son para tenismesistas de pie. La clase 11 se reserva para jugadores con discapacidad intelectual.
Este deporte tiene un estandarte en nuestra ciudad: Verónica Blanco. Nacida el 18 de marzo de 1981, tiene 39 años y una carrera que nació de forma casi fortuita. Desde rehabilitación, le aconsejaron complementar los ejercicios con algún deporte y surgió la posibilidad de practicar tenis de mesa.
Blanco se acercó a la vecinal Roque Sáenz Peña, donde se llevan a cabo entrenamientos en diversos deportes para personas con diferentes discapacidades a través de la fundación Santiago Yuni. Al principio, Blanco no se familiarizaba demasiado con el juego y la paleta, pero fue solo cuestión de tiempo para que comenzara a despuntar su talento. La tenismesista compite en la clase 3, donde la parte superior del pecho presenta actividad, con los brazos normales, con pequeña reducción de la motricidad en la mano hábil que no afecta al juego.
Inicios de competencia
En 2017, Blanco participó de su primera Copa Tango, una de las competencias más importantes a nivel sudamericano de tenis de mesa adaptado. En los últimos años, generalmente, se desarrolla en la Ciudad de Buenos Aires. Allí la deportista local obtuvo su primera medalla en competencia.
En 2018, volvió a participar del certamen, en el cual Argentina se consagró campeón. Con sede en el CENARD, nuestro país se quedó con el primer puesto tras ganar 17 medallas en el torneo. Blanco consiguió la medalla plateada en la categoría individual, clase 3-5.
En 2019 ya era una habitué de torneos provinciales de tenis de mesa adaptado con triunfos significativos. El camino se fue abriendo para llegar al punto culmine de su carrera hasta la fecha: los Juegos Parapanamericanos de Lima.
Medalla paralímpica
En Lima 2019, Argentina congregó la mayor delegación de deportistas paralímpicos de su historia, superando lo realizado en Toronto 2015. Con el tenista cordobés Gustavo Fernández como abanderado, en aquel entonces n° 1 del ranking mundial de tenis en silla de ruedas, el conjunto nacional comenzó a soñar en grande.
Dentro de la delegación se encontraba Blanco, viviendo una experiencia impensada años atrás. La tenismesista compitió en la modalidad individual y por equipos.
En su camino en singles, cosechó dos derrotas. La primera ante la estadounidense Pamela Fontaine por 3 sets a 0, una de las favoritas en el certamen. La segunda, ante la brasileña Carla Azevedo, fue mucho más ajustada: caída 3-2 en sets con parciales 11-13; 14-12; 13-15; 11-6 y 11-6. La representante local estuvo arriba en el marcador 2-1 en sets pero no pudo mantener la ventaja. “Se me escapó por muy pocos puntos”, expresó en ese momento.
Pero las sonrisas llegarían a través de la modalidad por equipos. Junto a Constanza Garrone y Nayla Kuell, con Blanco como suplente, superaron al conjunto estadounidense 2-1 en la serie. Antes habían caído contra Brasil. La semifinal con México fue muy pareja, con la serie igualada la singlista Kuell no pudo contra su par mexicana en el partido decisivo. Argentina se quedó de esa manera con el tercer puesto y la obtención de la medalla de bronce.
Blanco se llevó de Lima más que una medalla paralímpica. Fue un premio al esfuerzo, la constancia y la dedicación. Inclusive, su hijo mayor (es madre de tres) tomó un colectivo hacia Perú para ir a verla. Con seguridad, será una experiencia que nunca olvidará.
Con tres años de carrera y varias medallas colgadas, a Blanco se le abrieron muchas oportunidades deportivas en la vida. Este parate por la cuarentena obligatoria será anecdótico. Cuando todo pase, en su mente no escuchará otro sonido que no sea el de la pequeña pelota picando en uno y otro costado de la cancha, la mirada fija y el clásico “ping, pong”.
Fotos: Telediario Digital / Gráfico Al Toque
Redacción Al Toque