Hoy, en épocas de pandemia, de encierro, donde la ecuación es – abrazos = + cuidado, el fútbol expresa su presencia mediante la ausencia; una ausencia que nos dice que va a volver, que la pelota si no circula muere y que, por eso, casi como en un acto de supervivencia, nos promete que va a volver. Te invitamos a que banquemos con la palabra lo que hoy no podemos bancar con la camiseta puesta. Por Antonella Tosco.
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Las importancias se expresan en presencias. Una sabe cuándo algo tiene la magnitud suficiente como para inclinar la balanza de las emociones personales, cuando la ausencia también constituye una presencia. Es un poco el argumento de la frase “vale la pena”: importa tanto que constituye motivo de pena, aunque esa pena no sea lo suficientemente espesa como para determinar el abandono. En términos futboleros, sería el acto de “bancar los trapos” o “en las malas mucho más”.
Esa ausencia está ahí. En los entrenamientos solitarios, del cuero funcionando con el disfrute al mínimo y la disciplina al máximo. En los botines que hace más de un mes mantiene casi la limpieza de fábrica, tanto que hay que acercarse para encontrar la tierra agazapada en el cordón o en el hilo de la costura. Ni hablar de los domingos interminables, sin las vueltas para buscar las canilleras que siempre insisten en perderse, ni la banana comprada de urgencia en la despensa de la cuadra o las botellitas de agua que siempre te olvidas de poner a congelar la noche anterior. No hay gritos de gol, mucho menos abrazos. El equipo se convirtió en una trinchera de whatsapp en la que cada una entrega el aliento que puede. Tan melancólico como las hojas de otoño que caen de los árboles.
“Hoy, en épocas de pandemia, de encierro, donde la ecuación es – abrazos = + cuidado, el fútbol expresa su presencia mediante la ausencia; una ausencia que nos dice que va a volver, que la pelota si no circula muere y que, por eso, casi como en un acto de supervivencia, nos promete que va a volver.”
El fútbol siempre fue fuego sagrado, deseo en pleno movimiento, proyecto colectivo que se banca, esencialmente, con el cuerpo. Hoy, en épocas de pandemia, de encierro, donde la ecuación es – abrazos = + cuidado, el fútbol expresa su presencia mediante la ausencia; una ausencia que nos dice que va a volver, que la pelota si no circula muere y que, por eso, casi como en un acto de supervivencia, nos promete que va a volver. Que todavía no se tiraron todas las gambetas, que hay guardadas muchas más paredes, que las arqueras todavía tienen penales que atajar y que, todavía, hay un campeonato esperándonos para que por fin podamos gritar “dale campeón”.
Te invitamos a que banquemos con la palabra lo que hoy no podemos bancar con la camiseta puesta. Este es un espacio de expresión y reflexión para todas las que, de alguna manera, nos sentimos atravesadas por el fútbol, ya sea como pasión o como práctica deportiva o comunitaria.
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