En 2010 Martín Etcheverry fue captado por el Barcelona, tuvo un destacado paso por Boca y desestimó una prueba en Gremio de Porto Alegre. Sus afectos pudieron más y decidió pegarse la vuelta. Hoy, desde Lutgardis Riveros de Alcira Gigena, cuenta sus vivencias en el fútbol grande.
El protagonista cambia, aunque la historia es la misma. La no tan conocida, la de la parte oscura y triste del balompié. La de la mayoría. Los que no llegaron.
Acá el futbolista no salvó a la familia comprándole una casa, ni se pasea en el auto lujoso que es fotografiado por los medios en la puerta del entrenamiento. Esta es la parte B del fútbol.
Martín Etcheverry forma parte de ese gran grupo. El talentoso volante, que desde hace años se desempeña en Lutgardis Riveros de Alcira Gigena, supo brillar al más alto nivel de AFA.
Con catorce años fue “recapturado” por la filial que tenía el Barcelona de España en Buenos Aires. En aquel entonces (de 2007 a 2011), la entidad “azulgrana” asentó sus instalaciones en el predio La Candela, propiedad de Boca Juniors, y formaba a las promesas del fútbol argentino.
“Quedé en la filial del Barsa por una prueba que se hizo en Alcira Gigena, cuando yo estaba en Lutgardis. Jugué un ratito y me llamaron para que fuera a Buenos Aires”, comentó Etcheverry sobre su llegada.
“Obviamente el Barcelona en Argentina no era un club afiliado a AFA, pero jugábamos con los suplentes de todos los clubes. Los partidos eran los domingos siempre en Buenos Aires. El Barcelona cumplía la función de preparar jugadores y después darles la chance de que puedan jugar en los clubes de Argentina”, recordó el volante.
De entrada Martín se metió en el once inicial. Aunque se probó de enganche, su posición de siempre, Jorge ‘Coqui’ Raffo le recomendó que juegue como centrodelantero.
“Siempre jugué de 9 allá. Me probé de enganche y Raffo – ex cazatalentos de Boca Juniors – me dijo que tenía características de delantero, que era muy parecido al ‘Turu’ Flores (multicampeón con Vélez Sarsfield)”, dijo Etcheverry.
Y agregó: “Los buenos rendimientos en los partidos con los de AFA, las giras nacionales y un torneo en Brasil hicieron que Boca me busque. Había gente que iba a vernos y tuve la posibilidad de hacer pruebas en Boca y River”.
Aquí la historia pudo haber cambiado. Etcheverry tuvo que elegir el camino hacia uno de los dos grandes de Argentina. El final se sabe, pero. ¿Qué hubiera pasado si la decisión era la otra?
“En la semana previa a firmar con Boca estuve entrenando todos los días doble turno: a la mañana iba a River y a la tarde en Boca”, aseguró el mediocampista “inglés”.
Y dejó una perlita: “Lo que pocos saben es que quedé en los dos clubes y estaba a punto de firmar en River. Hasta había salido en Olé como el primer chico que pasaba de club a club (de filial Barcelona a River). Lo que pasó fue que cuando estaba por firmar los papeles, a todo esto hice ir a mis viejos hasta allá (Buenos Aires), me arrepentí y me largué a llorar. No sé qué me pasó y dije que quería ir a Boca”.
Una corazonada quizá hizo que Etcheverry elija la “azul y oro”. Siendo fanático de River Plate optó por lo contrario. La posibilidad de vestir la camiseta de sus amores no lo nubló y se inclinó por el equipo de La Ribera.
“Por suerte me tocó tener continuidad, el primer año me tocó salir campeón. Pero no tenía muy claro lo que quería, cuando sos chico no pensás en muchas cosas. Me perdía cumpleaños, momentos con mi familia. Eso llevó a que me vuelva. Si me hubiera ido de más grande no me vuelvo nunca más. Con los años te arrepentís”, aseguró el ‘9’ de Raffo.
Etcheverry recaló a Boca Juniors en 2011, justamente el año en que se dictaminó en cancha el descenso de River Plate a la segunda categoría del fútbol argentino.
En aquel entonces el “xeneize” desfilaba por los distintos puntos del país de la mano de Julio Falcioni, quien se coronó campeón del torneo local y Copa Argentina un año después y fue subcampeón de Copa Libertadores.
En ese marco, Etcheverry recordó: “Contacto con los jugadores de Primera teníamos todo el tiempo. Nosotros vivíamos en la pensión que está pegada a Casa Amarilla. No me olvido nunca más de esos momentos. Me acuerdo cuando Boca sale campeón en 2012 con Falcioni, vi la cancha que explotaba y no pude contener las lágrimas. En Libertadores también, vi a jugadores como Deco (visitó la Bombonera con Fluminense), Riquelme, Palermo”.
El mediocampista con actualidad en Lutgardis Riveros vistió durante dos temporadas la camiseta del “xeneize”. Sus afectos pudieron más que el sueño de Primera. Experimentó torneos de AFA en Novena y Octava División y le tocó adjudicarse con la `96 un par de campeonatos.
“La categoría que jugué era una de las mejores en ese momento. Me tocó compartir plantel con (Andrés) Cubas, (Juan Cruz) Komar, Leo Suárez, Dylan Glaby. Con casi todos sigo en contacto”, indicó Etcheverry.
Con 17 años la deserción comenzó a carcomer su cabeza. Lejos de su familia, el “parche” del fútbol no pudo remendar el desapego de sus afectos. Etcheverry decidió volverse a su Coronel Baigorria natal.
“Después de Boca tuve la posibilidad de ir al Gremio de Brasil. El representante que tenía me lleva junto a Rodrigo Tuninetti (riocuartense que milita en el fútbol italiano) a entrenar a un centro de entrenamientos, pero no hacíamos fútbol. Estuvimos dos meses haciendo gimnasio, una locura. Eso hizo que mi situación empeore y después de una charla que tuve con Federico Apazza decidí volverme a Lutgardis. En ese momento estaba de técnico (Darío) ‘Manzana’ Bringas”, cerró la historia el volante del elenco gigenense.
Martín Etcheverry es otro de los ejemplos que tiene nuestra Liga Regional de Río Cuarto de los que no pudieron, o tal vez no quisieron llegar. Según la estadística del psicólogo deportivo Marcelo Roffé, sólo uno de cada cien chicos que empiezan en una categoría afista llega a ser profesional.
Lamentablemente, para ellos, no fue el caso del mediocampista de Lutgardis Riveros. Afortunadamente para la familia “inglesa”, que lo puede disfrutar en cada campeonato liguero.
Fotos Al Toque
Redacción Al Toque