Daniel Avellaneda escribió en Clarín una nota de fútbol femenino sin perspectiva de género, sino más bien con toda su perspectiva machista. Habla de “las chicas”, de que tendemos a “ensanchar caderas”, que “a la sombra de los hombres” nosotras sólo despuntábamos un vicio jugando a la pelota. Una nota que es ejemplo de cómo falta capacitación en género en periodistas y en grandes medios de comunicación. Las jugadoras le respondieron en Twitter en equipo, formando la palabra ridículo.
“El fútbol femenino no es rentable en #Argentina. La AFA apoya, pero el negocio no cierra para los clubes. La nota que escribí para @clarincom. Pasen y lean!”, escribió en su cuenta de Twitter el periodista Daniel Avellaneda presentando su nota publicada en Clarín titulada “El fútbol femenino, obligado a reinventarse en la Argentina tras la pandemia del coronavirus”.
Como respuesta a ese twitt, hay ocho comentarios seguidos de jugadoras de AFA. Cada una puso una letra para armar la palabra R-I-D-I-C-U-L-O: Macarena Sánchez (San Lorenzo), Laurina Oliveros (Boca), Milagros Menéndez (Racing), Eugenia Nardone (Racing), Milagros Otazú (Racing), Aymara López (Banfield), Valentina Rando (Gimnasia de La Plata) y Candela Bermejo (ex Platense).
¿Por qué esa respuesta de las jugadoras? Basta leer sólo algunas partes de la nota de Avellaneda para entender y acompañar a nuestras futbolistas.
El texto de Avellaneda es ejemplo de cómo falta capacitación en género en periodistas y en grandes medios de comunicación. Porque no menos importante que analizar su contenido, es también tener en cuenta que se publicó en uno de los diarios con más alcance de nuestro país.
La nota no tiene nada de perspectiva de género, sino más bien está escrita con toda la perspectiva machista del periodista. Habla de “las chicas”, de que tendemos a “ensanchar caderas”, que “a la sombra de los hombres” nosotras sólo despuntábamos un vicio jugando a la pelota.
La nota ronda principalmente en que el fútbol femenino no es rentable en Argentina. Pero claro que apunta, como bien lo marca el título, a que el que está obligado a reinventarse es el propio fútbol femenino. El mismo que hace apenas un año comenzó su proceso de profesionalización. No apunta a la AFA, ni al rol de los clubes, ni a la importancia de acompañar a la disciplina. No habla ni del rol del Estado, ni de la inclusión de las mujeres y disidencias en el fútbol y el deporte en general. La lógica de Avellaneda es que el fútbol femenino no está generando los millones de ingresos que genera el fútbol masculino y hace que empresas, como TNT Sports, vayan a pérdida.
TNT Sports es la que compró los derechos de televisación del primer torneo semiprofesional -el que ya fue suspendido a causa de la pandemia COVID-19-. ¿Por dónde pasa el análisis de Avellaneda en su nota en Clarín? Lo citamos textualmente: “Los costos de producción son muy altos -1 millón de pesos por partido- y la contraprestación, nula. El fútbol femenino no generó rating, sponsors ni abonados adicionales.” ¿Por dónde NO pasa el análisis de Avellaneda en su nota en Clarín? Por hablar de los horarios de los partidos, programados generalmente para días de la semana y en horario laboral, cuando además la mayoría de las futbolistas tienen que seguir trabajando en otras labores además de jugar. Y tampoco en analizar la sede de los partidos, generalmente disputados en canchas auxiliares y muy alejadas. Acá lo podemos comparar también con nuestro fútbol regional, dónde la mayoría de los encuentros se juegan durante la mañana y el mediodía, así quedan los del fútbol masculino en los horarios centrales habituales de la tarde.
Repasemos otras partes de la nota en Clarín. “La semana que viene Juan Manuel Brindisi, hijo de Miguel y psicólogo de las selecciones juveniles, tendrá una charla con jugadores para calmar ansiedades. Y está prevista la incorporación de un nutricionista para acompañar la alimentación porque “las mujeres tienden a ensanchar caderas”, dicen en la AFA, y eso es contraproducente para su preparación.” Leamos bien. Si, dice que las mujeres tendemos a ensanchar caderas. Lo dijeron en AFA, según lo cita el periodista, y el mismo lo retoma usando esa justificación para contar que está previsto la incorporación de un nutricionista.
Con respecto a este párrafo, Ileana Manucci escribió en La Diez (ladiez.com.ar): “Mientras equipos como el Chelsea y la Selección de Estados Unidos se encuentran investigando y adaptando los entrenamientos de sus jugadoras de acuerdo a sus ciclos menstruales -un «detalle» nunca considerado por preparadores y entrenadores, la mayoría siempre varones-, ya que tiene un impacto significativo en el estado físico y mental, según la nota de Clarín para la AFA lo importante es el «ensanche de caderas» de las futbolistas. ¿Se entiende por qué es importante que haya más mujeres, y varones, con perspectiva de género en los equipos de profesionales encargados de monitorear, preparar y entrenar a las futbolistas?”
Se necesitan más mujeres y varones con perspectiva de género también en los medios de comunicación de nuestro país. Para escribir sobre fútbol o cualquier otro deporte, sobre femicidios y otras violencias que sufrimos las mujeres, sobre economía, etcétera, etcétera. La capacitación en género es necesaria en todos los ámbitos, porque todo nos atraviesa como sociedad.
“Desde Viamonte se respalda, pero los dirigentes, que ya tienen dificultades para pagarles a sus jugadores, miran los números rojos que generan sus jugadoras”, dice otra parte del texto de Avellaneda resaltando nuevamente lo económico sin ninguna otra perspectiva de análisis. Las mujeres del fútbol sólo seríamos números en rojo para nuestros clubes.
“Los recursos económicos que se nos destinan son muy inferiores a los masculinos y hay una lógica más perjudicial aún: para las instituciones seguimos siendo un gasto que debe autogestionarse en vez de ser una inversión a realizar. Y esto tampoco es aislado, tiene que ver con que el discurso neoliberal se empecina en vernos como sujetos económicos, como variables a ajustar, antes que como sujetos de derechos, y vencer esas lógicas que nos empobrecen como ciudadanos y como personas, también es una batalla que se puede dar dentro del deporte”, escribió Antonella Tosco (abogada y jugadora de fútbol) en su texto titulado “Una mirada desde el feminismo” y que forma parte de nuestro libro Miralas Gambetear – Las mujeres cambian la historia del fútbol con golazos a los prejuicios de género.
Tosco agregó en su análisis la lógica con la que Daniel Avellaneda realizó su nota, el argumento de que el fútbol femenino no vende “entonces, los hombres tienen derecho porque venden y nosotras no, porque somos un gasto”. Y aquí es cuando se genera este argumento circular sin salida. “No vendemos, por eso no invierten en profesionalizarnos, por ende no tenemos inferiores, en consecuencia siempre nos cuesta un poco más aprender los fundamentos, las técnicas y las tácticas, eso nos lleva a tener un juego menos vistoso, como resultado no vendemos… pero es ilógico, porque el resultado es la premisa inicial que justifica toda la cadena de desidia, para reafirmar el punto de partida”, dijo Tosco en 2018 y todavía hoy con todas las luchas de estos últimos años lo seguimos viendo en notas periodísticas como la que citamos.
Avellaneda cierra con otro párrafo que deja mucha tela para cortar: “A fuerza del activismo de algunas jugadoras que alzaron la voz y mezclaron la política y un reclamo de igualdad con el hombre, el fútbol femenino encontró un lugar por estas tierras. El negocio, en cambio, no acompaña.”
El negocio es lo económico, como lo único que vale tener en cuenta. Y las jugadoras son la que mezclaron el fútbol con la política y con el reclamo de igualdad. Y el periodista lo acusa como si todo eso no tuviese absolutamente nada que ver. Cuando lo personal es político. Entonces a Daniel Avellaneda ahora le quiero citar una frase de otro periodista: “Los que creen que el deporte no tiene nada que ver con la política, o no saben nada de deporte o no saben nada de política”, escribió Ezequiel Fernández Moores en el prólogo del libro “La vuelta al fútbol en 50 historias” de Gustavo Veiga.
Para Daniel Avellaneda las jugadoras son la que mezclaron el fútbol con la política y con el reclamo de igualdad. Entonces a Daniel Avellaneda ahora le quiero citar una frase de otro periodista: “Los que creen que el deporte no tiene nada que ver con la política, o no saben nada de deporte o no saben nada de política”, por Ezequiel Fernández Moores.
No mezclamos “la política y un reclamo de igualdad con el hombre” con el fútbol. Es el fútbol, el patriarcado, la política, la igualdad de derechos, los prejuicios, las violencias, las oportunidades o la falta de ellas… es todo eso lo que está inevitablemente mezclado porque todo nos atraviesa. Y por eso la lucha de mujeres y disidencias atraviesa todo.
Y no hablamos, como tal vez si lo habla Avellaneda, de política partidaria sino de el “acto de politizar los espacios, para poder identificar las lógicas que los atraviesan, los entramados de poder que los constituyen y los intereses que se ponen en juego. No hace falta ser sociólogo, ni politólogo, ni tener ningún título o competencia específica para poder ser críticos de una realidad”, citando nuevamente a Tosco.
“Hay un montón de cosas que exceden al fútbol, pero que todo el tiempo se meten a la cancha a jugar. Perder esa ingenuidad nos va a hacer más libres para que nosotras y todxs los que vienen detrás de nosotras puedan disfrutar del fútbol y de cualquier deporte en plena igualdad” – Antonella Tosco.
Por un fútbol para todas, todos, todxs, todes. Y por un periodismo donde una nota como la que escribió Daniel Avellaneda el 24 de mayo del año 2020, y que tiene algunos conceptos que parecen prehistóricos, sea una locura de publicar en cualquier medio de comunicación.
* Por Delfina Vettore, integrante de la Cooperativa de Trabajo Al Toque Ltda.