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Deportes - Día del Periodista

07-06-2020

El manual de periodismo

Este 7 de junio se celebra el Día del Periodista en Argentina en conmemoración a la creación de la Gazeta de Buenos Aires, primer periódico de la etapa independentista fundado por Mariano Moreno. En ese marco, nos regalamos la posibilidad de entrevistar a una eminencia: Ezequiel Fernández Moores.

Ezequiel Fernández Moores nos regaló una clase magistral de periodismo en nuestro día.

Informar es dar forma”, es una de las últimas frases que nos dejó Ezequiel Fernández Moores y que se podría utilizar en cualquier tramo de la entrevista.

En el Día del Periodista en nuestro país nos dimos el lujo de contactar a uno de los máximos exponentes en la materia. Sus referencias literarias, el compromiso político, la actualidad en el oficio, la coherencia y el fútbol fueron algunos de los temas que tocó uno de los mejores periodistas deportivos de Argentina.

 

Fernández Moores lleva más de 40 años haciendo lo que hace. En 1978 comenzó su carrera periodística en la agencia Noticias Argentinas (NA). Fue Jefe de Deportes de Diarios y Noticias (DyN), en 1982 y Editor de Deportes en la agencia italiana ANSA (desde 1989 a la fecha).

Escribió en revistas de renombre y de gran impacto como El Periodista, Mística y Un Caño, sus columnas en los diarios Página/12, El País de España y actualmente en La Nación ya son un clásico.

También despliega su magia en radio. Actualmente en AM 750 y en el programa Era Por Abajo en Radio de la Ciudad. Como si fuera poco, su pluma también llegó hasta los libros.

Es autor de Díganme Ringo (una biografía del boxeador Oscar Bonavena), de Breve Historia del Deporte argentino y editor de Juego, luego existo.

Además de todos sus pergaminos, mostró sus dotes de buen tipo y nos brindó una clase magistral de periodismo.

 

- ¿Por qué eligió periodismo? ¿Qué le diría a un aspirante?

Elegí periodismo por intermedio de un amigo, terminada la escuela secundaria él vio que era bastante curioso con las cosas que pasaban en el mundo. Ni se me había ocurrido elegir periodismo para ganarme la vida. A los que comienzan les recomendaría eso, que sean curiosos, que intenten preguntarse porqué suceden las cosas.

 

- ¿Cómo ve al periodismo en la actualidad?

Hay una vieja batalla en el poder: el político contra el económico. En esa batalla el poder económico está ganando claramente. El periodismo se supone que debería estar con la gente, pero son tantos los intereses que se tienen que defender que se pone del lado del poder y dentro de ese “lado del poder” en el que se recostó, lo hizo en el peor lado. Todo lo que leemos tenemos que saber leerlo, saber qué representa, a quién representa y sobre todo qué se omite.

 

- ¿Hubo épocas negras en el periodismo? ¿Cuándo? ¿Y épocas doradas?

No sé si se puede ser tan terminante para definir una sola época negra o una época dorada. Me falta quizá perspectiva histórica. La dictadura sin dudas fue uno de esos momentos negros, una época negra del país en general. Aun así se podría decir que tendría que haber habido gestos más dignos en la dictadura, porque una cosa es el silencio del miedo, de la represión y otra cosa es el de la complicidad. Y por momentos hubo cierta complicidad. Estos tiempos son también tremendos, porque en general la prensa, no me gusta decir toda, muestra una gran crisis de dirección, hay una puja entre lo digital y papel que está precarizando mucho a la profesión.

 

- ¿Quiénes eran sus referentes?

Yo no sé si llamarlos referentes, pero sí que empecé leyendo las páginas deportivas de La Nación a Olímpico, Alberto Laya (fallecido en 1996), ese era su seudónimo. Con él descubrí de pibe que alguien escribía con bellas palabras sobre el deporte. Eso influyó mucho, lo buscaba para leerlo porque me gustaba.

 

¿Qué siente cuando colegas lo toman como un referente?

Siento un trato muy llano, muy plano con muchísimos colegas. Tengo claro que está lleno de talentosos, buenos, coherentes y con más o menos posibilidades para trabajar. No quiero hacer falsa modestia, porque me rompo el lomo laburando, le pongo mucho esfuerzo a lo que hago. No sé decir qué siento, pero hay agradecimiento y un sentimiento de abrazo. Un mensaje de que estamos todos juntos en esto.

 

- ¿Cómo califica su paso por el oficio? ¿Cumplió sueños? ¿Le quedan por cumplir?

Soy muy feliz escribiendo y trabajando de periodista aun después de hacer todas las observaciones que hago. Tengo familia, hijo, casa, vacaciones, pan, techo, he cubierto lo básico y me he dado gustos gracias al trabajo. Si me falta algo diría que dedicarme a temas específicos: un ejemplo, escribir sobre Estados Unidos y quedarme en el territorio, dedicarme sólo a eso. La dedicación exclusiva es lo que me faltó siempre, me sentí más seguro trabajando en mucho lugares.

 

-  ¿Cómo hizo para mantener una línea, una coherencia? Sin que las "luces de la fama" lo encandilen.

Lo de la línea o la coherencia sale solo, con los temas que me propongo escribir. Se ve que tengo obsesiones sobre curiosidades que pasan en el mundo, injusticias y abusos de poder que suceden y por cómo el deporte alivia, distrae, ayuda y forma. Escribo sobre lo mismo. Las luces de la fama no me interesan, no es ningún esfuerzo.

 

- ¿Por qué nos apasiona hablar de fútbol?

En esta parte de la tierra tocó que una pelota haga que seamos 40 millones de técnicos, Maradonas y Messis. Quizá generalizo porque soy de Buenos Aires y crecí acá, pero los porteños tenemos fama de presuntuosos y creemos que jugamos el mejor fútbol del mundo. Los clubes ayudaron a crear esas formas, también los formidables jugadores que han surgido. No creo que seamos los mejores del mundo, pero sí que somos buenos en eso. Es una de las cosas en las que podemos jactarnos e inflar el pecho.

 

- ¿Qué siente usted al ver la dura realidad que atraviesan los colegas? ¿Y qué no puedan mostrar esa protesta por el impedimento de los grandes medios?

El gremio de prensa es el que menos prensa tiene, es una paradoja. Muchas de nuestras batallas por un periodismo mejor pago y más digno han sido silenciadas. Hay algo cierto y es que nuestra profesión se ha precarizado cada vez más. Cuando comencé, mi sueldo de redactor medio se comparaba con otros, hoy se ha alejado esa comparación y eso desnuda la crisis por la que pasa el periodismo.

 

¿Qué le hubiera gustado que preguntemos y no lo hicimos?

Por qué no ponemos más esfuerzos en darnos cuenta de la importancia de la palabra y la comunicación. Porque en pos de querer impactar y llamar más la atención o defender una trinchera en la que nos sentimos cómodos estamos desinformando. Antes se usaba mucho la expresión “me sacaron de contexto”, a mí me pareció siempre una excusa de echarle la culpa al otro. Con el tiempo lo hacemos cada vez más, estamos cada vez más preocupados por contar árboles deformes que de nombrar al bosque. Informar es dar forma.

 

Redacción Al Toque