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Día del Periodista

07-06-2020

Relatos de una pasión inmutable

El 7 de junio se conmemora el día del periodista en nuestro país. En esta ocasión, nos adentramos en la redacción de Al Toque Deportes a través de un cuento repleto de partidos imaginados, sueños compartidos y compromisos colectivos.

El 7 de junio se celebra el día del periodista en nuestro país en homenaje a la fundación de "La Gazeta de Buenos Ayres", en 1810.

Los domingos son días ambiguos. Es el día de distensión, de almuerzo con la familia, de los partidos de fútbol. Pero también es el pesado día apático y sin sabor. En medio de una inesperada pandemia mundial, los domingos perdieron su esencia. Todos los días se convirtieron en algo difuso, similar, sin límites.

 

Sin embargo, hoy lo siento distinto. La efeméride marca que es el Día del Periodista. Si bien lo sabía desde las épocas del secundario estudiando en historia a Mariano Moreno, por primera vez es “oficial”, si se quiere. Desde hace varios años ya, a través de la carrera de Comunicación Social, lo siento así. Es una pasión que tiene su génesis en lo más profundo del propio ser, pero uno siempre espera a ponerlo en práctica y acción.

 

En tiempos de pandemia y aislamiento, palabras científicas que incorporamos en seguida a nuestro léxico pero no sabemos bien qué significan, protocolos por aquí y por allá, no queda más que invitar a mis compañeros a través de lo que más nos une: las palabras.

 

¿Qué es ser periodista? ¿De dónde viene ese deseo por informar, por narrar sucesos? En nuestra “coope”, a la cual extrañamos habitarla todos los días, nos sentamos alrededor de una larga mesa. Escucho a Diego, siempre haciendo más de una cosa a la vez, contar cómo jugaba de chiquito a armar partidos de fútbol con los soldaditos, en vez de batallas. “Esos inicios me marcaron a fuego y por decantación me fue llevando a escribir, leer y hacer periodismo. Mis viejos me dieron permiso a soñar”, recuerda con entusiasmo.

 

Con ustedes, el disparador. El elemento que da el puntapié inicial para construir el anecdotario. Las memorias de todos se activan de repente. Ubicado al otro lado del tablón, Marcelino añora sus tiempos de niño coleccionando suplementos y recortes de “El Gráfico” durante los Mundiales y Copas América: “Mientras todos mis compañeros veían dibujitos, yo veía fútbol todo el tiempo”, cuenta. Recuerdo coleccionar como un tesoro mis álbumes de figuritas desde el Mundial de Alemania 2006, donde todo comenzó, y veo venir una broma sobre mi corta edad.

 

Justo a tiempo, Delfi corta como una aguerrida zaguera: “Jugaba al fútbol en el patio de mi casa, era los 11 al mismo tiempo y relataba mis propios partidos. Tenía una carpeta donde escribía las noticias, y después del partido hacía una especie de noticiero. Entre las novedades del mercado de pases, me gustaba como jugaba Paulo Ferrari, de Rosario Central, y quería que fuera a River. Después se cumplió”. Sorprendido por la similitud, agrego que yo inventaba mis propios torneos y jugaba dentro de mi casa, con un mueble que tenía forma de arco. Mientras las paredes sufrían los pelotazos, se concretaba el imaginario pase del “Piri” Vangioni de Newell’s al “Millonario”, que también sucedería años después.

 

Darío no se queda atrás y se retrotrae a su infancia, cuando era un pequeño de 8 años en pleno Mundial  de México 86’. Creaba su propia canchita en el medio del campo y jugaba relatando partidos, imaginándose como cualquiera de sus ídolos. Los domingos escuchaba las transmisiones por radio, y los lunes les contaba a sus compañeros en los recreos de la escuela rural con lujo de detalle cómo fue el partido.

 

Minutos antes Franco había llegado a la redacción y, después de saludarnos a cada uno, cuenta la mejor anécdota del día: “De chico con mi vecino jugábamos con cartoncitos a los que les pegábamos las formaciones y una pelota de papel enrollada. En frente, una caja como si fuese una cámara. Él relataba como Marcelo Araujo, y yo era Enrique Macaya Márquez. Lo tomábamos tan en serio que lo personificaba, buscaba talco de mi vieja y me ponía en el pelo para tenerlo como Macaya. Esa escena nos hacía felices”. Entre las risas de todos, pienso que daría lo que sea para verlo hoy con el “look Macaya”.

 

Iván afirma que siempre supo que quería ser periodista: “Como amante del deporte, es lo primero a lo que te inclinas después de ver la frustración de no poder ser futbolista. Considero que es mi vocación, es algo para lo que nací y me encanta desde chico”. Cuentan los rumores que además de ser un gran periodista, nunca perdió su habilidad con la redonda.

 

Me emociona saber que no era el único, sino que todos sabíamos a dónde nos apuntaba el destino. El combustible del motor, como dice Diego, no cambió para ninguno. “El juego se convirtió en vocación y estudio. Somos apasionados por lo que hacemos y en la cooperativa lo vemos de lunes a lunes”, continúa Delfi. “El proyecto laboral es parte del proyecto de vida y la pasión es lo que lo moviliza, es indisociable”, le sigue Franco. “Hacer periodismo genera exteriorizar cuestiones internas, de fibra y de sangre que llevan a que cada producción que hacemos tenga esa subjetividad imposible de neutralizar”, agrega Diego.

 

Si alguna vez puse en duda mi propia vocación con el periodismo, basta con escuchar a mis compañeros y percibir esa sensación que brota desde las entrañas. El fuego interno que nos recuerda, a cada paso que damos, la pasión que encontramos en nuestro trabajo. Un fuego que nos alcanza a todos y que se traduce en materiales periodísticos. Generar una identificación con el público a través del simple hecho de contar historias “como si fuesen un cuento”, en palabras de Iván.

 

La mesa se desborda, pero siempre hay espacio para más. Erwin se suma con su característica alegría y Carlitos llega con nuestras compañeras de la gráfica, Marie y Juli, probablemente de alguna reunión agotadora (más si era un domingo). Sin ellas -y Angie, con más kilómetros de distancia-, no podríamos mostrarle ningún trabajo periodístico a la comunidad.

 

Estamos todos y me atrevo a hacer una pregunta más. Desde chico consumía muchos canales de televisión, diarios y radios estelares. Me imaginaba trabajando allí, como le dije hace cuatro años a Marcelino cuando iniciaba mi carrera y él nos hablaba a un grupo ignoto de ingresantes sobre el cooperativismo en los medios. Así como ocurrió con Iván, que hizo un salto desde estudiar geografía directo hacia la redacción de Al Toque Deportes, sus palabras me quedaron resonando mucho tiempo hasta sentarme ahí, con ellos. Entonces, ¿cómo es hacer periodismo desde un medio cooperativo?

 

Me impresiona oír a tantas personas en la misma sintonía, conectados por un sentido de pertenencia y compromiso admirables. Palabras que se repiten, afirmaciones entre unos y otros, risas cómplices. Esta vez, reproduzco al colectivo de integrantes de Al Toque sin diferenciar voceros:

 

- Es una libertad de ser y estar. Esa pasión innata que tiene cada uno, esa especie de conjunción de mente, corazón y cuerpo alineados en un aquí y ahora, encuentra un correlato en el otro. Es tan distintivo como potenciador lo que genera. Conforma un equipo de trabajo fuerte y unido que genera un entorno propicio para que cada uno explaye su libertad.

- Es lo que siempre soñé cuando estaba cursando los años intermedios de la carrera. Siempre me dije que si un medio no me contrataba, no me iba a impedir hacer lo que anhelaba. Iba a construir uno propio. Gestar junto a un grupo de compañeros lo que uno quiere desde un punto de vista periodístico, productivo, de sueños, objetivos y propósitos, no tiene precio.

- Es sin dudas lo mejor que me pasó en mi carrera laboral. Está motorizado por la libertad, el compañerismo y otros valores que están por delante y por detrás del cooperativismo.

- Lo valoro sobremanera después de haber tenido malas experiencias en mis inicios. Es admirable cómo se lleva adelante periodismo serio, de calidad y con libertad de expresión.

- Implica una ruptura desde una visión liberal del periodista como un sujeto único e individualista. Acá nunca se está por encima del acto colectivo.

- Se intensifica toda esa pasión que creo que tiene la labor del periodista en un medio cooperativo como el nuestro. Es un orgullo formar parte por la libertad y el compromiso que tenemos.

- Hay un gran clima y una comunión entre nosotros. Nos hemos dado cuenta que no somos compañeros de trabajo, somos familia.

 

De pronto, el domingo apático ya no es tal. Es un domingo de celebración alrededor de una mesa que no tiene solo periodistas. Es como cualquier otro domingo familiar, con un grupo de personas con las que comparto una pasión inmutable y de la que me enorgullece formar parte. Por esos sueños de chicos, ese fuego interno que nos motiva, el compromiso, la libertad y la responsabilidad con la que llevamos adelante nuestra tarea, nos digo a todos: Feliz día del periodista.

 

 

*Por Bruno Aricó, integrante de la Cooperativa de Trabajo Al Toque Ltda.

Foto: Camila Petenatti Montiel