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Fútbol - Liga Regional de Río Cuarto

13-06-2020

“Somos los que armamos la fiesta del fútbol”

La frase corresponde a Horacio Montiel, histórico utilero de Banda Norte. “En febrero del año que viene cumplo 30 años en el club, más de media vida”, dice un todoterreno.

Horacio Montiel (centro) es el histórico utilero de Banda Norte. Con 30 años en el puesto cuenta su experiencia.

Horacio Montiel no camina con dificultad mientras en su espalda carga una bolsa llena de pelotas. Tampoco dobla las camisetas, ni enrolla las vendas. La actividad está detenida, pero el hombre, fiel a su estilo, siempre encuentra algo para hacer en el club de sus amores.

 

Parece ayer, según su testimonio, que el histórico utilero de Asociación Atlética Banda Norte con 18 años comenzaba con su labor. Hoy, 30 años después le sobra experiencia para hablar sobre el puesto.

“Mi primer contacto con Banda Norte fue por mi sobrino, a quien traía a entrenar. Un día había un evento folclórico, era principio de año me acuerdo, y me contrataron para colaborar. A partir de ahí, con la presidencia de ‘Pancho’ Perrone, me propusieron ser utilero”, recuerda Montiel.

Y agrega: “Me encantó la propuesta y acepté, aunque les dije que no tenía ni idea del trabajo de utilero. En ese tiempo estaba José Acosta como coordinador, él fue quien me encaminó y enseñó. Aprendí y sigo aprendiendo”.

 

El utilero de las Ligas regionales, incluso en algún que otro torneo del más bajo nivel de AFA, es un todoterreno. Hace las veces de canchero, pone en óptimas condiciones el vestuario, escribe las planillas a presentar a los colegiados y se da mañas con tareas de mantenimiento en electricidad y plomería.

Generalmente maneja más cerraduras que el propio presidente. Es de los primeros en llegar y el último en cerrar la persiana.

Pocos los reconocen, o quizá nadie los ve detenidamente. Pero ellos se encargan de que existan las condiciones para que todo funcione.

 


El trabajo nuestro es el más silencioso, el que no se ve. Trato de que siempre sea así, no me interesa figurar. El utilero es el que arma la fiesta del fútbol”.


 

 

“Hasta hace cinco años hacía todo. Canchero, utilero, dirigía algún torneito para darle una mano a los profes, de todo. En un día de la semana solía llegar por la mañana y al mediodía tenía todo listo para que empiece el entrenamiento. Mi día terminaba a las 20 horas. Llegó un momento en que la cabeza y el cuerpo no me dieron, y con el gran crecimiento del club tuvieron que poner a más gente. Ahí fue que se suma Agus Cuello, quien considero como un hijo”, añade.

 

A la llegada de los jugadores, ellos deben tener listas las vendas, botines, camisetas y algún que otro refrigerio. Transforman algo que parece sencillo, en una tarea indispensable para el fútbol. Además, suelen convertirse en el ladero del jugador, el consejero, el amigo y hasta el familiar de corazón.

Cuando el jugador entra por el pasillo y lo veo venir me doy cuenta cómo viene de ánimo. Los gestos, la cara y el hablar del chico te hacen saber cómo está. Son cosas que aprendés con el tiempo y la confianza. El utilero no sólo te alcanza la ropa, muchas veces es el que más habla con el jugador”, dice Montiel.

 

Con más de treinta años ligado al club, el histórico utilero vio pasar jugadores, técnicos y dirigentes. Algunos muy buenos, otros no tanto. Los ganapartidos, como los que perdían 13 fechas seguidas. Aun así, él siempre bancó y lo va a seguir haciendo dice.

Valoro mucho el respeto que me tienen los técnicos y jugadores que han pasado. Mirá que a mí me han querido sacar un montón de cosas, pero nunca ventilé nada interno. Siempre me manejé con los viejos códigos”, asegura el hombre del “verde”.

Y añade: “Lo que a mí más me queda es el afecto y el reconocimiento que me tienen. Los ex que me suelo cruzar, me saludan como si todavía estuvieran en el club, eso es el fruto de lo que hacés y sos”.

 

Si bien hay un jugador especial, y es Agustín Cuello – ex delantero de Banda Norte y con actualidad en Atenas –, a Montiel le quedaron otros dos futbolistas en la mente. Uno por la chispa y otro por lo imposible de “entrarle” cuando las cosas no salían como esperaban.

Juan Romero fue siempre el que me hizo reír. El más complicado fue Carlos González (risas). Y Agustín Cuello es como un hijo, estoy más tiempo con él que con mi familia. Un pibe espectacular”.

 

Treinta años en el club y quiere que sean muchos más. Actualmente con 48, Montiel empezó en Banda Norte cuando se convirtió en adulto. Estrechó la mano con el club para tener un sustento y mantener a su familia. Aunque logró algo más que un salario, su vínculo con el “verde” quedó marcado a fuego.

Apenas alguien entra por los pasillos de la entidad enclavada en Parque Sarmiento lo ve a Horacio Montiel trasladándose con el manojo de llaves y entrando y saliendo de puerta en puerta.

Hoy la pelota está detenida, no hay vendas listas, ni camisetas dobladas y ordenadas por número. Aunque eso no detuvo al utilero. Montiel sigue frecuentando la institución que transformó en su segunda casa para ver si hay algo fuera de lugar.  

 “Gracias a Dios estoy en un club enorme. El presidente le puso el pecho a la pandemia y estuvo en todo momento al lado de los empleados. Hoy en día nos ayudan a todos y no nos falta nada. Eso hay que valorarlo porque hay colegas y otra gente que la están pasando mal”, cierra Horacio.

 

 

Redacción Al Toque