El refrán popular adquiere protagonismo ante la determinación de la AFA con respecto al regreso del fútbol en Argentina. “Los entrenamientos volverán cuando todo el país esté en fase 4”, dijo Claudio “Chiqui” Tapia.
Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires...
El refrán popular adquiere protagonismo ante la llamativa determinación de la Asociación del Fútbol Argentino para el retorno a las actividades en los clubes. El Presidente Claudio Tapia, informó que todas las instituciones retomarán los entrenamientos cuando la fase 4 del confinamiento esté vigente en todo el país.
¿Sorpresa? No debería causar esta nueva decisión del ente madre del fútbol argentino. ¿Argumentos? Uno solo: la ventaja deportiva. La incertidumbre habita en Viamonte 1366 de Capital Federal. A ésta, la acompañan las malas e insólitas decisiones. La reactivación deportiva está muy lejos de ser una realidad y los casos de Covid-19 en el AMBA no dejan de ser noticia en cada final del día. Algunos puntos del país, con Mendoza como cabeza de lista, podrían volver por su actual situación más allá de los exigentes protocolos que pusieron sobre la mesa entidades del interior nacional. Talleres, en Córdoba capital, tiene listas sus instalaciones para que los jugadores puedan volver a realizar ejercicios físicos, solo eso.
El peso específico de los clubes grandes o los que registran domicilio en Buenos Aires y su gran conurbano inclinaron una balanza que siempre apunta al lado equivocado. ¿Qué hubiese pasado si Jujuy (para graficar con un ejemplo) tuviera la cantidad de casos positivos que tiene el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires)? Es difícil predecir, pero la AFA aclara el panorama. Las voces que repudian la determinación, poca injerencia tiene en los oídos de dirigentes acostumbrados a democratizar poco y nada los intereses comunes. ¿Ningún dirigente del país salió a repudiar la determinación? No. Marcelo Gallardo, entrenador de River Plate, declaró en Radio La Red su oposición a la medida. Una solitaria voz a nivel nacional. La dirigencia chacarera, que tanto aplaudió la reelección de Tapia, optó por el silencio. Otra determinación (valga nuevamente la redundancia) equivocada y alejada de una realidad que pide a gritos otra cuestión, con mayor sentido común.
El fútbol no debe arrancar a costa de cualquier sacrificio y cuando ese sacrificio son vidas de compatriotas, se profundizan las razones. Las prioridades son otras, está claro. Quizás debería existir una mayor previsibilidad, un camino que recorrer para afrontar este importante desafío con conceptos claros y equitativos. Aunque, como siempre, el centralismo porteño nuevamente ganó por goleada.
¿Dios jugará en River Plate? ¿Será local en la “Bombonera”? ¿Buscará el ascenso con el “guapo”? ¿Volverá a jugar con la camiseta de San Martín de Tucumán?
* Por Carlos Cuello – Redacción Al Toque