El capitán de Juventud Unida de Río Cuarto fue testigo de los primeros pasos de Lionel en Newell’s. Cuando la estrella mundial brillaba en inferiores de la “Lepra” cumplió el oficio a pedido de los más grandes.
Germán Rivera gasta sus últimos cartuchos de su carrera como jugador en Juventud Unida de Río Cuarto. A los 35 años, el defensor hoy mira hacia atrás, repasa sus inicios y aparecen Newell’s y un tal Lionel Messi.
En el día del cumpleaños de 10 del Barcelona, Rivera contó el vínculo que tuvo con Leo varios años antes de su salto al estrellato. Vale recordar que el oriundo de Villa María llegó a los 13 años a la “Lepra” rosarina.
“Estaba en la pensión de Newell’s a los 14/15 años míos y los encargados de darnos de comer eran los papás de la categoría ’87 (año en el que nación Lionel). Entonces cuando Messi estaba en décima hubo un torneo y él fue una semana a vivir ahí por siete u ocho días. Nosotros ya lo conocíamos, porque cuando jugaba en el predio de Bella Vista todos lo íbamos a ver. Ya se destacaba sobre el resto a pesar de ser el más chiquito”, comentó el capitán de Juventud.
El periplo de Rivera en Newell’s inició a fines de los ’90 y se extendió hasta 2007, cuando pasó a Talleres de Córdoba. Debutó en 2005, jugó Copa Libertadores en 2006 y compartió plantel con Ariel Arnaldo Ortega, Ignacio Scocco, Fernando Beluschi, los paraguayos Justo Villar y Oscar Cardozo, entre otros.
Seguramente en aquel histórico plantel leproso hizo las veces de pibe que escuchaba a los mayores, aunque en juveniles y ante Messi le tocó ser una de las voces de mando y “culpable” de una particular situación que atravesó el 10.
“Nosotros lo que hacíamos todas las tardes era tomar la coca. A veces no alcanzaba, no llegábamos a juntar. Entonces un día, al ser tan chiquito Messi, le pusimos ropa rota y lo mandamos de cuidador de autos a la calle para que junte unas monedas. Nos reímos mucho de la situación. Después terminó siendo lo que es, imaginate los camiones de coca que compra hoy (risas)”, recordó Rivera.
Y agregó: “Por lo que me acuerdo era súper tímido, siempre creo que fue así”.
Tras aquellas particularidades, Messi migró hacia Barcelona, cumplió un estricto tratamiento para su crecimiento físico y en la actualidad es el mejor de todos los que patean una pelota profesionalmente.
Sin embargo, el 10 no olvida sus orígenes y cada tanto regresa a su Rosario natal. Lo hizo en sus inicios en el Blaugrana y lo continúa haciendo en los últimos años.
Al respecto de las visitas de Messi, el defensor de Juventud Unida indicó: “Tuve otro encuentro cuando yo ya estaba en Primera. Estaba en un bar y él había venido de Barcelona, me acerqué a la mesa, lo saludé y se puso contento recordando esos momentos de chico. Me decía cordobés”.
Así como Messi, hay una gran camada de las categorías ’85, ’86, ’87 que inculcaron el verdadero sentido de pertenencia hacia Newell’s Old Boys. Sobrados son los casos de futbolistas que han migrado hacia otros clubes y con el correr de los años han vuelto a Rosario Scocco, Maxi Rodríguez, Mauro Formica, Gabriel Heinze, Lucas Bernardi, entre otros).
“El club te inculca esa forma de sentir, además te tratan muy bien. Desde el más importante hasta el último quiere a Newell’s. Con respecto a Messi, conozco un poco la interna y sé que es hincha de Newell’s, siente mucho esa camiseta. Ahora que vuelva es muy difícil, ni los más cercanos lo saben. Hoy vivir en el país, en Rosario es complicado por la sociedad y el fanatismo que hay”, relató Rivera en referencia a la Lepra y el 10.
Redacción Al Toque