“La psicología puede aportar muchas herramientas, muchos instrumentos para mejorar y controlar las variables que influyen directa o indirectamente en el rendimiento del deportista”, nos dice Julieta Taborda, Licenciada en Psicología y Máster en Psicología Deportiva. En estos meses de aislamiento y parate deportivo mucho se ha hablado de la falta de motivación y estrés de los deportistas, también de las emociones y su relación con lesiones. Todo eso, en una entrevista imperdible.
La motivación para entrenar, el estrés ante la incertidumbre y la falta de objetivos, la mentalidad… son algunos de los temas más hablados en el ámbito deportivo de los últimos meses. Un ámbito marcado por el contexto de aislamiento, cuarentena y parate deportivo.
Para ahondar en todo eso, hablamos con una especialista. Julieta Taborda es Licenciada en Psicología y Máster en Psicología Deportiva, miembro de APDeCo (Agrupación de Psicología del Deporte de Córdoba). Realiza talleres y charlas, tanto para asesoramiento individual como grupal.
La falta de motivación y estrés de los deportistas ante este contexto mundial, por otro lado las emociones y su relación con lesiones. Todo eso, en una entrevista imperdible.
“La Psicología Deportiva permite entrenar una de las cuatro áreas importantes o básicas del deporte. Tenemos la física, la técnica, la táctica y la mental. La psicología puede aportar muchas herramientas para mejorar y controlar las variables que influyen directa o indirectamente en el rendimiento del deportista”
- En todo este contexto de meses de cuarentena y aislamiento, ¿es normal que la motivación de los deportistas a la hora de entrenar baje? Hablando tanto de amateurs como profesionales.
- Considerando el contexto, el corte o el impacto que ha tenido todo esto en nuestras actividades cotidianas, es normal y es hasta esperable que la motivación de los deportistas disminuya. No están entrenando de la manera en que están habituados, de la manera que les gusta, no tienen el espacio suficiente, muchas veces tampoco los elementos. A veces ni siquiera pueden realizar los mismos ejercicios, como en el caso de deportes colectivos. También tenemos una pérdida de socialización cara a cara, que es uno de los ejes más importantes de la práctica deportiva. Y el hecho de que sigamos con incertidumbre, de cuando se retorna, cómo se retorna, también puede generar que la motivación disminuya. Me parece importante que cada deportista entienda que esto es normal, hasta lógico. Que no luche contra esa sensación si no que valide ese malestar que genera la falta de motivación. Y también buscar herramientas para trabajar y fortalecer esa motivación. Por ejemplo, el planteamiento de objetivos desafiantes, objetivos a corto plazo. Incluso que cada entrenamiento tenga un objetivo particular, que sean desafiantes, que impliquen más ganas de entrenar. También se pueden buscar maneras creativas de realizar el entrenamiento. Si extrañan la competición, plantear retos deportivos con otros compañeros. Y aprovechar a entrenar áreas que habitualmente no están acostumbrados. Puede ser entrenamiento mental, mejorar la técnica de algún ejercicio.
“Me parece importante que cada deportista entienda que esto es normal, hasta lógico. Que no luche contra esa sensación si no que valide ese malestar que genera la falta de motivación”
- Y no sólo la falta de motivación si no el estrés.
- En relación al estrés, hay que tener en cuenta que es una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo a una situación amenazante. Es una variable que, si nosotros podemos controlarla y manejarla en la dirección que necesitamos, es muy provechosa para el deportista. El problema surge cuando sentimos que no tenemos los recursos para afrontar esa situación y el deportista se siente abrumado por esa dificultad. Ahí se transforma en una variable negativa, que hace que disminuya nuestro rendimiento o motivación.
Esta situación más allá de lo deportivo, estas amenazas, incertidumbre a nivel aboral, económico, familiar, también implica que podamos sentir esta situación como algo a lo que no le podemos hacer frente. Por eso puede que haya aumentado esta sensación o el nivel de estrés en el deporte.
Otra de las razones por la que puede aparecer es porque no tenemos ni la competencia ni los entrenamientos de manera habitual, entonces la práctica deportiva se puede tornar monótona o aburrida, ahí aparece el estrés por la falta de retos deportivos interesantes o falta de objetivos claros.
- ¿Crees que en contextos como este es muy importante la gestión de emociones y la mentalidad del deportista?
- En una situación como esta es fundamental poder gestionar y manejar las emociones, los pensamientos que surgen en el deportista. Por lo general las personas que practican deportes tienen más recursos para enfrentar situaciones adversas y difíciles. Pero una cosa es hablar de gestión y manejo de emociones, y otra cosa muy distinta es poder hacerlo realmente. Lo fundamental es validar las emociones, reconocer que están ahí presentes. Y reconocer que no son ni buenas ni malas, son simplemente emociones. Respuestas evolutivas que nos dan mucha información sobre una situación. Entonces pueden ser muy útiles. Cada deportista debería poder validar lo que está sintiendo, tanto lo que le agrada como lo que le desagrada. Y también es importante que entrenadores, cuerpo técnico, quienes rodean al deportista pueden también validarlas, aunque no sean las que normalmente consideramos positivas. Reconocer esas emociones y saber que están ahí es el primer paso para controlarlas de alguna manera. Si un deportista puede asumir, por ejemplo, que esta situación le genera mucha ansiedad, y puede nombrar que eso que le pasa en su cuerpo y su mente es ansiedad, puede trabajar por ejemplo a través de técnicas de respiración o relajación para controlar un poco esa emoción. Pero no puedo trabajar con la emoción si no la reconozco.
“En una situación como esta es fundamental poder gestionar y manejar las emociones. (…) Reconocer esas emociones y saber que están ahí es el primer paso para controlarlas de alguna manera.”
- En ese sentido, ¿se puede comparar al momento de recuperación de una lesión?
- Puede parecerse al tiempo de recuperación de una lesión de un deportista. Porque en ambas situaciones pueden aparecer muchos miedos, puede haber baja en la motivación, puede haber una ansiedad bastante fuerte por poder volver a practicar el deporte. Lo que me parece importante es que cada deportista entienda y tenga claro que factores puede controlar y que cosas no. No sirve de nada enojarse porque no lo dejan volar a practicar su deporte, si no que se enfoque en las cosas que sí puede controlar y que sí puede mejorar, que su energía esté en eso. Eso va a hacer que se sienta mejor consigo mismo, que tenga más ganas de seguir entrenando y que esté mejor preparado para cuando pueda volver.
- ¿Hay lesiones que pueden tener explicación desde las emociones o el estado anímico del deportista? Por ejemplo, en una entrevista con Facundo Imhoff -primer deportista hombre en actividad en contar que es gay- nos dijo que después de hablar públicamente de su sexualidad dejó de lesionarse y aumentó muchísimo su rendimiento.
- Las emociones pueden hacer que el deportista esté más o menos vulnerable para sufrir una lesión. El estrés por ejemplo aumenta la vulnerabilidad a las lesiones de varias maneras. Por un lado, porque debilita el sistema inmunológico del deportista, por lo tanto, es más propenso a lesionarse. Por otro lado, porque genera déficit de atención. El deportista no es capaz de enfocarse y concentrarse en aspectos de la ejecución, de la técnica, que son fundamentales. Por lo tanto, el ejercicio está mal hecho y esto puede generar lesiones, puede haber faltas de coordinación que generen lo mismo. A su vez el estrés puede llevar a que el deportista sienta que entrenando puede controlar un poco lo que lo está estresando. Eso genera un sobreentrenamiento y eso genera que el cuerpo no descanse, no se recupere. Por otro lado, también puede pasar que cuando el estrés es muy elevado puede hacer que el deportista busque maneras de evitar el estrés, y las lesiones deportivas son una manera válida en algún sentido porque hacen que el deportista, al no tener que entrenar o al no tener que enfrentarse a una competición, evite esas sensaciones desagradables que el estrés le genera.
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“Respecto a Facundo, yo lo he escuchado decir que en el momento que pudo hablar se sacó un gran peso de encima. Creo que es lógico porque él cuenta que sentía que todo el tiempo tenía que fingir, es muy desgastante. Eso genera incluso mucho impacto en la autoestima, porque el sentía que no podía mostrarse y ser quien realmente era. Estas situaciones impactan claramente en el rendimiento. Él no estaba concentrándose al cine por ciento en lo que debía hacer si no en estas cuestiones que daban vuelta en su cabeza. Es un testimonio que refleja muy bien la importancia de poder sentirse tranquilo y cómodo en el entrenamiento y poder enfocarse realmente en las cuestiones deportivas”, analiza Taborda con respecto a la admirable historia de Imhoff, que le abrió la puerta a muchos otros deportistas hombres.
“Las emociones pueden hacer que el deportista esté más o menos vulnerable para sufrir una lesión”
- ¿Qué crees que le aporta la Psicología a un deportista o a un equipo?
- La Psicología Deportiva permite entrenar una de las cuatro áreas importantes o básicas del deporte. Tenemos la física, la técnica, la táctica y la mental. Son las cuatro igual de importantes y la psicología puede aportar muchas herramientas, muchos instrumentos para mejorar y controlar las variables que influyen directa o indirectamente en el rendimiento del deportista. Podemos hablar del manejo en los niveles de activación, de la motivación, del estrés, de los distintos tipos de liderazgos. En el caso de un equipo, hablar de la cohesión grupal, del manejo de los roles, de la comunicación. En cuanto al cuerpo técnico, estrategias de comunicación, de correcciones, de feedback eficaz, de toma de decisiones. Lo mismo para los directivos. Herramientas para acompañar al deportista de la mejor manera en el caso de las familias. Más allá de estas herramientas o intervenciones puntuales, yo creo que la psicología deportiva le aporta al deportista la posibilidad de conocerse mejor a sí mismo. De saber cuáles son sus puntos débiles y cuales sus fuertes. Y sobre todo de poder construir una relación sana con el deporte. Más allá de la modalidad que practique. Si es formación, o deporte adulto, amateur, competitivo. Lo importante es que la relación con el deporte se dé de manera sana, desde un lugar de disfrute. Y en ese sentido la Piscología Deportiva tiene mucho para aportar.
“Más allá de estas herramientas o intervenciones puntuales, yo creo que la psicología deportiva le aporta al deportista la posibilidad de conocerse mejor a sí mismo. Y sobre todo de poder construir una relación sana con el deporte”
Redacción Al Toque