Qué importante es mantener la línea en el fútbol de hoy cuando los partidos no transitan por los carriles deseados o planeados con antelación. Cuan necesario es no entrar en pánico y desesperación cada vez que el resultado condena, al menos transitoriamente, por yerros puntuales. Los equipos lo tienen bien claro. Está contemplado dentro de su libreto. Saben que cuando las posibilidades de apelar al lirismo para ganar un partido se reducen -por causas internas o forzadas por el rival de turno-, las vías para lograr el cometido deberán hacer base en otros atributos menos deslumbrantes al ojo crítico del hincha. Y esas vías, más opacas y desteñidas, resultan vitales en este fútbol signado por la paridad. Se trata de las capacidades de un equipo de “trabajar” los encuentros de principio a fin independientemente de las condiciones. Esto lo aprendió a hacer Alianza de Moldes en el tramo final del Apertura pasado cuando sus oponentes tenían estudiado, con punto y coma, el libreto de quien a la postre se consagrara campeón.
Si bien empezó ese Apertura con un ritmo arrollador y un juego atildado, la fisonomía del conjunto de Oscar Crespi fue trocando. Careció de lucidez, pero fue efectivo y eso, más el peso específico de algunos jugadores, lo llevó a coronarse. Y ayer ocurrió algo similar, debió trabajar más de la cuenta para doblegar el buen equipo de San Martín de Mackenna. Lo terminó ganando con un gol en las postrimerías del juego. Allí radica la bondad de un equipo: en trabajar los partidos sin perder la línea hasta que el árbitro determine el final.
Ocurre lo mismo con Atlético San Basilio y Banda Norte. Precisamente ayer el “verde” cosechó un triunfo sobre Estudiantes que se gestó desde su paciencia y capacidad de trabajar el encuentro. No lograba descifrar el acertijo propuesto por un rival que lo asfixió, le cortó el circuito de generación de juego y neutralizó con rigor táctico las desequilibrantes intervenciones de los volantes por afuera (especialmente la de Rubén Curiotti). Sin embargo, el equipo de Julio Turello no perdió la línea; ni aún perdiendo 1-0. Y finalmente torció la historia, es cierto, merced a dos yerros de la defensa y el arquero del rival; pero el atributo es forzar esas situaciones sin desequilibrarse en su estructura.
Alianza, Atlético SB y Banda Norte podrán, al final del camino, no llegar con chances de campeón porque el fútbol es muy cambiante (y en algunos casos impredecible), pero al menos ya esgrimieron bondades que hacen al estirpe de equipos con aspiraciones a cosas importantes.
Franco Evaristi – Redacción Al Toque