El Consejo de Seguridad Deportiva de Córdoba, es el organismo que desde 12 de diciembre de 2008, controla, imparte y da los parámetros de Seguridad que deben cumplirse en los espectáculos deportivos de toda la provincia de Córdoba.
Este organismo es presidido por José Rufeil, y además lo integran las entidades del Estado como la Policía de la Provincia, de la Junta de Participación Ciudadana, la Agencia Córdoba Deportes, de la Liga Cordobesa de Fútbol y de la Federación Cordobesa de Fútbol.
Ante esta descripción, deberíamos todos estar seguros de que ese organismo cuenta con toda la información de la realidad provincial y los jefes de los operativos en los estadios contar con la capacidad para ordenar un buen operativo de seguridad. Ello no sucedió en córdoba y ante esto debemos puntualizar algunas falencias:
a.- Ante un posible clima hostil que podría tener la delegación visitante –en este caso A.A.Estudiantes- ningún organismo de la Policía de la Provincia de Córdoba le brindó seguridad al traslado desde el hotel hasta la renovada boutique. Es cierto, no pasó nada, pero si pasaba. Cómo dice un viejo proverbio sabio de la tribuna, mejor prevenir que curar.
b.- Se habilitó el ingreso del público visitante al estadio y no estaba apostado en ese sector, ni en la tribuna que le corresponde a Talleres las personas que por servicio adicional perciben sus honorarios para dejar establecido el “pulmón” de separación entre una y otra parcialidad, más allá de los alambrados olímpicos. Hubo un intercambio de proyectiles –piedras- pero no se lamentó ningún herido y/o problema mayor. Sólo después de lo descripto la Policía tomó la posición correcta.
c.- Al término del partido se hizo salir del estadio primero a la parcialidad local y después de la visitante. Y esto es un error que podría haber traído gravísimas consecuencias. No existe manual de seguridad que recomiende realizar lo que se hizo en Córdoba. ¿Qué pasaba si los dos sectores de la barra de Talleres dirimían alguna cuestión interna en la calle o si algunos de ellos esperaban la salida de los seguidores riocuartenses cuando regresaban a sus vehículos?.
Con estas tres descripciones, sólo resta agregar. ¿O el operativo de seguridad se hizo con menos hombres que los que solicitaba el Jefe de Operativo? o ¿el clima de disputa político-institucional-deportivo interno que tiene Talleres tendió una mano para que se produjeran caos?.
Los ciudadanos no merecen estar en medio de esto. Las personas necesitan seguridad para ir a los estadios, pero, no con más policías en los estadios, sino con correctos operativos de prevención de cualquier posibilidad de desmanes.
Lo último. Qué en Río Cuarto, el próximo domingo, no quede el micrófono de la “voz del estadio” al acceso de cualquier inadaptado social, así no se vuelve a repetir lo que sucedió al término del partido ante Desamparados de San Juan, cuando una persona tomó esa herramienta de comunicación y todos los presentes en el estadio escucharon como se esgrimían fuertes agravios en contra la terna arbitral. Entre todos, es nuestra responsabilidad, debemos mejorar el fútbol y también los espectáculos que observamos.
Carlos Valduvino