En 2004 fue Renato Cesarini. En 2005, Hertlizka de Las Vertientes, en la tarde de los fatídicos penales. En 2006, Sportivo Municipal, en la definición de campeón, y Alberdi, en reválida. Esta vez el verdugo de Centro Social fue Deportivo Río Cuarto. Todavía en Las Higueras no pueden entender por qué el equipo de la dupla Raillón-Romero no está gozando de las mieles del ascenso, o al menos aprestándose para disputar una nueva reválida. Tenía todo para dar el salto de la calidad. Llegó como líder de su zona al último compromiso, con ventaja sobre el copuntero Atlético Sampacho, y enfrentaba al colista: Deportivo Río Cuarto, que no iba a contar con algunos de sus componentes por expulsión y lesión.
Si bien Centro Social llegó a la “final” como bajas considerables como las Mandorlini, Lucero, Psenda y Barroso, la situación seguía manteniéndolo como favorito. Mucho más cuando a los 20’ del PT, Diego Moreno conectó al gol un desborde de Arcostanzo. Era fiesta en Las Higueras, había tranquilidad pese al exiguo margen porque Centro Social dominaba las acciones y Ariel Véliz, el histórico arquero “azulgrana”, sólo era un espectador privilegiado más.
Pero de ese panorama idea, se pasó a las dudas. Pues, el complemento lo encontró a Centro Social sin la concentración del capítulo inicial y con algunos indicios de relax. Y lo pagó caro, muy caro. Primero, cuando Luis Laurenco desbordó por la derecha, tiró el centro atrás y Gabriel Morales empujó al empate: 1-1.
Hasta allí la historia incluso lo favorecía a Centro Social. Pues, desde el barrio pueblo Alberdi llegaban buenas nuevas. El “mercedario” y el “milrrayitas” no se sacaban ventajas lo que dejaba a los higuerenses y sampachenses igualados en puntos. Y esa paridad le era favorable al “azulgrana”. Pero…pasó lo inesperado. El defensor Ángelo quiso salir jugando, perdió el balón, Bressán se la birló y se iba de cara al gol. El marcador le cometió una infracción dentro del área 18: penal y expulsión. De pronto, los fantasmas se instalaron -como en otras ocasiones- en el repleto estadio Fernando Vettore. Enfrente de la pelota estaba quien terminaría siendo el verdugo en esta historia: Gabriel Morales. El gran goleador del “canario” definió a un palo de Véliz, que eligió el otro y esas nubes que apenas tapaban el sol se convirtieron en la peor de las tormentas.
Cuesta arriba quedaba la cosa para Centro Social. Después de estar ganando cómodo, pasó a perderlo y con un hombre menos. El reloj era otro enemigo de un Centro Social que tuvo que lidiar con las malas experiencias pasadas y con su impericia para sacar a flote la situación. Lejos de mejorar, la cosa empeoró. Porque a poco del final, el ingresado Gutiérrez se sumió en los nervios generalizados y se hizo expulsar. Ya no hubo más nada por hacer. El pitazo de Gabriel Luna consumó el deja vu. Centro Social vivenciaba algo que, lamentablemente para su gran trabajo a lo largo del año, ya le había tocado padecer. La derrota propia y el empate ajeno lo dejaba sin nada. La desazón, el desconsuelo otra vez invadía a la familia “azulgrana”. Claro que la tranquilidad interna existe y existirá por los deberes bien hechos a lo largo de toda una temporada. Pero cuando llega la hora de rubricar todo lo bueno, el deja vu se apodera de la situación y ese castillo construido con esfuerzo y tesón se viene abajo.
Por mi culpa, por culpa….
El ingreso y egreso de los jugadores de Centro Social del vestuario es difícil de describir. La desazón, la frustración encarnada conformaban un panorama tan doloroso como reiterado. Uno a uno fueron saliendo lo jugadores, la furia de Vazquetto, el desconsuelo de Ángelo, la incredulidad de Moreno, el malestar manifiesto de Berardo…nadie entendía demasiado lo que había pasado. Mejor dicho, lo entendían pero no lo asimilaban. Y quien más claro tenía las ideas en el vestuario, es quien empezó a notar, en los inicios del complemento, que la historia se complicaba: el arquero Ariel Véliz: “Todo es culpa nuestra, nosotros dejamos escapar esto. Nos dijimos que no debíamos equivocarnos y lo hicimos…ya está, así es el fútbol”.
“Lo teníamos controlado, pero en el segundo tiempo nos relajamos, se nos vinieron y ellos también juegan, y nos dieron vuelta el partido, tendríamos que haber mantenido lo del primer tiempo”, agregó el guardavallas al que le tocó sufrir todos los reveses deportivos en las definiciones.
-Cada definición se transformó en un karma para ustedes y el ascenso se posterga…
-…la verdad que ya no sé que pensar, pero estamos mufados.
Por su lado, el volante central Víctor Mayero no pudo salir de su asombro: “Esto que pasó es increíble, no tengo explicación para lo que se nos escapó”.
Sin embargo, el mediocampista, en coincidencia con Véliz, remató: “Quedamos en que no nos íbamos a complicar, que la íbamos a revolear para no complicarnos, boludeamos…y…ya está”.
Redacción Al Toque