Afectado visiblemente encaró las cámaras, los grabadores, los llamados por teléfono. Su verdad podía ser contada a media vos. Lejos de esa imagen impactante, de “asesino serial dentro del área”, de hombre inmutable ante las adversidades; lejos de ese semblante de orgullo y felicidad cuando levantó el trofeo en medio del estadio 9 de Julio que lo erigía como el goleador histórico de Atenas. Lejos, muy lejos de esos tiempos…hoy la realidad pasa por una situación que cuesta entender de afuera, pero que desencadenó en un tire y afloje que derivó en un técnico respaldado por los dirigentes y un jugador (el goleador histórico) marginado, pese a su manifiesto deseo.
La historia es la ya conocida: Néstor Billalva-Nicolás Gatto. Hoy se reeditó el capítulo final. Al parecer, el último encuentro no encontró conciliación entre las posturas. Lejos de eso, hubo un final…y no fue feliz. El goleador puntano quedó excluido por algo que todavía desde afuera no se entiende. ¿Será por cuestiones futbolísticas?, ¿será por cuestiones del famoso poco apego al trabajo diario que supuestamente le achacaban al artillero?, ¿será por desavenencias con integrantes del plantel?, ¿será por un arrastre de una mala relación entre DT y jugador?, ¿será por deudas impagas?...nadie lo dice a viva vos. ¿Se tratará de los famosos códigos de vestuarios de los cuales los futbolistas y técnicos se jactan y hacen un culto?, ¿será porque el atacante no quiso ir al banco en el partido en Mendoza?, ¿si son diferencias entre ambos, tan grandes es el abismo como para no poder pulirlas en un régimen acordado?, si las diferencias son tan grandes e insalvables ¿por qué explotó esta situación ahora y no antes?...no se sabe, o mejor dicho no está claro...
Gatto dice que, en la reunión con dirigentes y el propio DT, “rogó” por jugar el domingo; Billalva dice que la decisión del delantero fue dejar Atenas…todo es poco claro. Lo cierto es que, con la voz entrecortada, Gatto aseguró implorar por jugar el domingo en el partido de ida de los playoffs ante San Martín. Sin embargo, la respuesta fue una negativa impartida por Billalva con la anuencia de los directivos. Todo sucedió en un cónclave que determinó el suceder de las cosas en Atenas. A todo esto, el hincha contempla novela, y sólo desea lo de siempre “que el albo” gane. Pero las idas y venidas seguramente generaran posiciones encontradas. El domingo, ante “el chacarero”, las banderas, los murmullos, el tablón dará veredicto respecto de una situación impensada hace sólo un mes atrás, cuando todos –felices de la vida- gritaban los goles de Gatto y se rasgaban las vestiduras por contar entre sus filas con el mejor de todo el Argentino B…
Redacción Al Toque