“El subcampeón es el primero de los últimos”, así califican la obtención de un segundo puesto los exitistas y resultadistas. Sobre la frase se puede discutir y discrepar pero quién puede menospreciar lo conseguido por Lautaro Roncedo en el 2010 -sobre todo en el torneo Clausura-; quien puede minimizar la campaña de Fabricio Quiñones al frente del “albiceleste”; quien puede echar por tierra toda la alegría de la parcialidad roncedista. Por todo esto, la frase que abre la nota es refutada -y con justificativos suficientes- por el DT.
El entrenador de Lautaro Roncedo, en principio, analizó su performance personal en el 2010: “Fue una experiencia única e irrepetible, va a quedar grabado en mi vida porque fue muy gratificante”. También realizó un balance del equipo “albiceleste”: “Estoy muy satisfecho por lo que hicieron los jugadores, de la manera que respondieron en la cancha y fuera de la misma desde el punto de vista humano y grupal”.
Respecto a la actuación, y con un tiempo prudente de análisis, Quiñones dijo que “nos sorprendió a todos la campaña, inclusive terminar peleando el campeonato fue algo impensado para cualquiera. Los hinchas nos hicieron sentir muy contentos porque nos acompañó a todos, los dirigentes también se portaron de manera magnífica y después del último partido nos recibió en Gigena como si hubiésemos salido campeón”.
Al mencionar las claves que determinaron semejante campaña del equipo gigenense, el DT ponderó a “la faz ofensiva, Roncedo tiene jugadores de jerarquía de mitad de cancha hacia delante que marcan diferencias. Por caso Amado, Ochoa, Rivarola y el pibe Tomás Etcheverry. Creo que el ataque fue lo más destacado de esta campaña.
Inolvidable: “Ese domingo que le ganamos a Atenas volvimos a Gigena con gente acompañándonos en caravana por la ruta y otra parte nos esperaba en la entrada del pueblo… la verdad que impresionante e inolvidable”.
Foto: Al Toque
Redacción Al Toque