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  • PRIMERA A

    Final

    Toro Club (CM) 20 Renato Cesarini
    TCSD CRC

18-10-2008 09:07

“Por lo menos no se perdió”

Los jugadores reconocieron que Estudiantes no jugó bien ante Guaymallén y que el punto suma. El “celeste" no pudo superar a un equipo ordenado, con mucho rigor táctico y piezas incisivas.

Cuando se retira del campo del juego y el empate ante Guaymallén ya era un hecho, Miguel Carrizo dijo a la pasada: “nos costó mucho, ellos se pararon bien en la mitad de cancha y no supimos cómo superarlos”.

Después, ya más en frío después de la ducha reparadora, Emiliano Zapico decía: “queríamos ganarlo porque estamos en nuestra cancha, pero por lo menos no se perdió. No jugamos bien”.

Lo pudo haber ganado si Mansilla, Palandri y Di Santo direccionaban mejor sus cabezazos o si Nicolás Rodríguez bajaba un milímetro más un remate que hizo estremecer el travesaño del arco mendocino, o bien el volante central  de Estudiantes alcanzaba a puntear y desviar el balón tras un cabezazo de Casasnovas. Entonces, ¿cómo que no jugó bien si generó varias chances como para ganar?

Parece una contradicción pero no lo es. Estudiantes contó con sus chances como para marcar algún gol, aunque la mayoría de esas situaciones no fueron fueron gestadas por el fútbol que sí puede construir el “celeste”, sino por pelotas paradas y el por ir a buscar con el corazón en la mano.

Guaymallén hizo, desde su planteo táctico y ejecución en el campo de juego, que el partido le quedara por demás incómodo al equipo de Hugo Mattea.

“Viejo zorro” y conocedor de la categoría, Jorge Julio armó un dispositivo para neutralizar la vía de creación “celeste” llamada Nicolás Rodríguez; y lo logró. Producto de la celosa y escalonada marca que asedió desde el minuto 1 al 90, el “bochita” apareció en cuentagotas, pues en cuenta gotas floreció el fútbol de Estudiantes. Y lo malo de esto es que no tuvo un plan B, no hubo alternativas. Chiaretta y Gómez bien contenidos por la bandas, los laterales contenidos y preocupados por el accionar de los dos tanques de Guaymallén (Detona y Nadalich) y el poco peso ofensivo atentaron contra del intento de generación de ideas.

Liderados por Luis Pérez Araya desde la mitad de cancha, Guaymallén hizo todo simple. Sin salir a especular más de la cuenta (salvo en el complemento en donde apelaron a todo tipo de artilugio para hacer tiempo), el “cacique” presiaba en el medio, recuperaba y jugaba con sencillez. Con esa receta contó con varias chances netas de gol; las más claras las tuvo en el primer tiempo. Con la exigencia constante de dos puntas incisivos, el desprendimiento rápido y criterioso de Vélez y Braile, el aporte del fútbol de Pérez Araya bastaron para que Guaymallén complique a un Estudiantes que nunca -a lo largo de los 90’- supo encontrarle resquicio por dónde entrarle a su rival.

Hugo Mattea intentó desde sorprendentes cambios de nombres y de sistema tácticos (entró Londero por Di Santo -un volante de contención por un punta-, armando un 4-4-2 cuando necesitaba ir por el triunfo) modificar una historia nada sensilla, pero no encontró respuestas ni en sus esbozos tácticos, ni en los protagonistas.

Pues, careció de verticalidad y profundidad en los últimos metros, sin embargo por su enjundia y por ir “con lo que tenía puesto” para hacerle vivir otro “viernes de gloria” al hincha “celeste” (como ante San Martín), el “celeste” llegó a despertar algunos momentos de ilusión de ganar el partido. Sin embargo, la enjundia y actitud conmovedora suelen ser complementos de momentos de fútbol que solucionen problemas de raíz, y esos momentos de real valía aparecieron sólo en cuentagotas.

 

Franco Evaristi - Redacción Al Toque