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    Acción Juvenil (GD) 41 Atl. Adelia María
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Informe Especial

30-10-2013 14:52

Entre la reconstrucción deportiva y el Fútbol para todos

En la década kirchnerista el deporte también ha sido estratégico. Mientras Claudio Morresi enderezó el rumbo y le dio una nueva impronta a la Secretaría de Deportes desde la Jefatura de Gabinete se creó el Fútbol para todos, programa que le otorga una importante legitimidad a Julio Grondona.

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Tras la escandalosa salida de Perfumo fue otro ex futbolista quien asumió a la Secretaría de Deportes de la Nación: Claudio Morresi, el segundo del “Mariscal”. Vinculado al ala más progresista del Partido Justicialista y con un fuerte compromiso a la lucha por la vigencia de los derechos humanos, al tener un hermano desaparecido, el ex jugador de River Plate y Huracán fue el elegido para administrar el área deportiva que pasó a depender del Ministerio de Desarrollo Social que depende de Alicia Kirchner.  Con su gestión se constituyó como un puente claro entre las administraciones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en materia deportiva y va en camino a ser uno de los funcionarios deportivos de mayor permanencia en su cargo: cumplirá diez años de gestión al término de 2013.

Una de las características esenciales de la gestión de Morresi es que apuntó específicamente al deporte social como política central de su acción. Hasta el momento el deporte de alta competencia no ha ocupado la agenda prioritaria de la Secretaría (NdR: Sin embargo durante la gestión de Morresi Argentina volvió a obtener medallas de oro en los Juegos Olímpicos tras 52 años de sequía).

Pero el mayor esfuerzo de Morresi en su cargo se dio en el campo de los derechos humanos con un accionar manifiesto y constante. La sintonía de Morresi no solamente estuvo basada en el recuerdo y el homenaje a deportistas desaparecidos. Tampoco se limitó a un trabajo permanente con Abuelas de Plaza de Mayo. Morresi sostuvo en todo momento una prédica firme que apuntaba a la oxigenación y purificación de la conducción del Comité Olímpico Argentino durante el mandato de Julio Cassanello, acusado de tener vínculos con la dictadura militar cuando fue intendente de Quilmes en aquellos tiempos. Acorralado por escraches y denuncias periodísticas, Cassanello presentó su renuncia en septiembre de 2008.

De todos modos hay otros factores para contemplar: en 2003 el deporte argentino apenas tenía un presupuesto de 26 millones de pesos. En la actualidad ha aumnetado en casi un 400 por ciento. Además, la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard) busca generar recursos para las becas de los atletas de alta competencia.  El Enard, promulgado a través de la Ley 26.573, se financia con un aporte adicional del 1% sobre el precio facturado de los abonos de la telefonía celular. Esta situación produjo que la oposición, en el 2010, interpelará a Gerardo Werthein, presidente del COA, para que dé una explicación de cómo se destinará el dinero recaudado. Werthein, que además de representar al olimpismo argentino es el director de Telecom Argentina, se aseguró un presupuesto de alrededor de 6 millones de pesos mensuales para fomentar el deporte olímpico con el tributo que recibe el Enard.

Uno de los aspectos negativos de la administración kirchnerista en el deporte es el crecimiento de la participación de las barras bravas en diferentes órdenes del fútbol local. No sólo se incrementó la violencia en los estadios sino que se consolidaron las estructuras que manejan arbitrariamente el oscuro negocio que entrega el fútbol.   Desde la coincidencia de banderas proselitistas a favor del gobierno kirchnerista en estadios, en circunstancias donde las rivalidades eran evidentes, hasta el patrocinio oficioso de las Hinchadas Unidas Argentinas para que financien sus viajes al Mundial de Sudáfrica 2010.

Pero el caso más resonante en materia de política deportiva en la etapa kirchnerista fue la decisión de impulsar, enfrentado política y económicamente con el Grupo Clarín, de crear el programa “Fútbol para Todos”.

La alianza entre el gobierno kirchnerista y la AFA, que se consumó el 11 de agosto de 2009, implicó el final de una relación que la AFA mantuvo durante 20 años con el Grupo Clarín y el traspaso de las transmisiones del fútbol a la órbita estatal. “La ruptura del contrato entre la AFA y Televisión Satelital Codificada (TSC) fue una de las jugadas más audaces que haya registrado la historia del país en una acción que redefinió a la vez una política comunicacional y de manejo público del deporte”, escribió Marcelo Gantman en el sitio Canchallena.

El fútbol en manos del Gobierno derivó en un contrato que les significó a los clubes, con el particular sistema de reparto de la AFA, un piso de 600 millones de pesos en el primer año de su aplicación. Hoy, los aportes del Estado para un fútbol que se encuentra en estado terminal, con instituciones con economías en rojo y con la violencia que impide que los hinchas visitantes puedan asistir a los espectáculos, superan los 1.000 millones de pesos por año.

Una clara contradicción de una administración que apunta a lo social porque lo que le aporta el estado a la federación deportiva con más recursos de la Argentina supera ampliamente al presupuesto de la Secretaria de Deportes.

 

Redacción Al Toque

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