Inicio Quiénes somos Publicidad Contacto Enlace a Facebook Enlace a Instagram Enlace a Youtube Enlace a Twitter
  • PRIMERA A

    Final

    Toro Club (CM) 20 Renato Cesarini
    TCSD CRC

\"Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas\"

02-04-2013 11:57

Embriagados de nacionalismo

El viernes 2 de abril de 1982 el presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri no estaba solo cuando decidió iniciar la incoherente Guerra de Malvinas frente a la Inglaterra de Margaret Thatcher. Su incursión estuvo acompañada por un pueblo que izaba las banderas del patriotismo, las estructuras de poder que acompañaban al régimen de facto y los serviles medios de medios de comunicación alineados a la dictadura. En ese contexto bélico, el fútbol también acompañó a la locura desatada por la dictadura. La Asociación del Fútbol Argentino y sus clubes adheridos reaccionaron en sintonía con el resto de la sociedad.
\"Si quieren venir, que vengan\", decía un efusivo Galtieri en 1982.

La Guerra de Malvinas encontró a un país enfervorizado por la idea delirante de que éramos los mejores y que debíamos combatir por ellas más allá de quien nos gobernara.

Ante una situación política - económica  incontrolable  - la inflación por las nubes, una profunda recesión, una clase media empobrecida y una deuda externa ilegítima imposible de pagar- la junta militar que conducía Leopoldo Galtieri (sucedió a Roberto Viola y fue presidente de facto entre 1981 y 1982. En 2002 el juez Claudio Bonadío lo procesó por el secuestro y la desaparición de 18 militantes montoneros. Era futbolero y fanático de Racing. Falleció en 2003)  encontró una manera de anestesiar a la sociedad: recuperar las islas del Atlántico Sur ocupadas por Inglaterra desde 1833.

"Si quieren venir, que vengan", decía un efusivo Galtieri quien días antes había reprimido una masiva manifestación que con el lema de “Paz, pan y trabajo” se expresó en contra de su gobierno.

De nada sirvió el esfuerzo de la ONU y de Juan Pablo II. Galtieri ya había tomado la decisión de enviar a miles de jóvenes para que combatieran, con armas anticuadas, con hambre y frío, a un ejército moderno que de antemano tenía todas las de ganar.

La Guerra de Malvinas significó una historia plagada de desventuras personales, errores políticos, ignorancia diplomática e improvisación militar. El combate, que duró 74 días, causó la terrible pérdida de 649 vidas entre los que se encontraban oficiales, suboficiales y jóvenes de las clases 62/63 que cumplían el servicio militar obligatorio por aquel entonces, produjo mutilaciones y heridas a 1300 soldados argentinos y dejó enormes secuelas psicológicas que en muchos combatientes perduran hasta el día de hoy.

 

Siguió rodando

El fútbol es una herramienta de poder y distracción que muchos gobiernos han utilizado para desviar la atención de la sociedad, sin que la gente pueda estar al tanto de los desmanes que ellos cometían. Durante la Guerra de Malvinas no fue la excepción.

A pesar de que en las islas miles de jóvenes argentinos ponían en riesgo su vida por un gobierno que utilizó a la Guerra de Malvinas como estrategia política y de perpetuidad, en el país los campeonatos de fútbol no se paralizaron y continuaron con toda normalidad. 

El partido entre Central Norte de Salta y Mariano Moreno de Junín quedó registrado como el único disputado de manera oficial un 2 de abril, el día del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas. El partido, válido por la por la novena fecha de la Zona C del campeonato Nacional 1982, terminó 1 a 0  a favor del “cuervo norteño”.

Además de ese encuentro, todos los equipos de primera división saltaron a la cancha para completar a lo largo del fin de semana la jornada nueve del fútbol mayor organizado por AFA que ya era presidida por Julio Grondona. El ente madre del fútbol nacional tenía fuertes intereses y resultó ser funcional al régimen militar que comandó la época más oscura de nuestra historia.

Días después, la AFA decidió cambiar el nombre del Torneo Metropolitano del ‘82 por el de “Malvinas Argentinas”. Una semana más tarde modificó la denominación por “Soberanía argentina en las Islas Malvinas” (Los intereses políticos siempre han movilizado a Julio Grondona. Un claro ejemplo es que le haya puesto Néstor Kirchner al Clausura 2011. El ex presidente, fallecido en octubre de 2010, fue clave para la creación del “Fútbol para todos” que alimentó las arcas de la AFA e incrementó la legitimidad de su presidente). Fue tanta la normalidad de los hechos que en plena guerra River y Boca jugaron el clásico a cancha llena.

Además, el máximo organismo del fútbol argentino realizó su aporte al Fondo Patriótico Nacional. Desde las estructuras afistas se desprendieron 100 millones de pesos de la época para aportar a la causa. Futbolistas Argentinos Agremiados también colaboró, el 26 de abril organizó un partido en el que se recaudaron 190 millones de pesos, pero los verdaderos destinatarios no percibieron lo recolectado.

La guerra de Malvinas comenzó en vísperas del Mundial de España 1982. El torneo ecuménico comenzó en junio y más allá de que la Argentina estaba protagonizando el conflicto bélico, la selección albiceleste viajó a defender el título obtenido en 1978. El 13 de junio de 1982 Argentina perdió 1 a 0 ante Bélgica en el primer partido de la Copa del Mundo. Dos días más tarde el general Luciano Benjamín Menéndez se rendía ante su par inglés Jeremy Moore y ponía fin a la Guerra de Malvinas.

A lo largo de la máxima cita mundialista el consecuente relator José María Muñoz  no mencionó la palabra Inglaterra en sus relatos radiales desde tierras ibéricas. “Los rojos esta tarde juegan a la carga”, se escuchaba en el partido entre Inglaterra y Alemania por Radio Rivadavia.

 

Prensa bélica

Durante la Guerra de Malvinas los principales grupos de prensa del país fueron cómplices de los militares ya que no dijeron la verdad con respecto a lo que sucedía en las islas. Los medios de comunicación, significantes estructuras cómplices del poder, utilizaron sus mecanismos para persuadir a todo un país.

Las portadas de los principales diarios son el claro ejemplo del engaño que sufrió la sociedad durante la guerra. Desde las tapas los titulares arengaban a la euforia ciudadana por la posible recuperación de las islas. El día del desembarco Clarín titulaba: “Euforia popular por la recuperación de Malvinas”. La Nación se sumaba con: “Alborozo ciudadano por la reconquista de Malvinas”. Crónica decía “Argentinazo: ¡Las Malvinas recuperadas!” y en nuestra provincia, La Voz del Interior tituló: “Argentina reconquista las islas Malvinas”.

Tres periodistas argentinos fueron a cubrir la guerra. Los tres pertenecían a medios estatales manejados por el gobierno de facto. Nicolás Kasanzew, de Canal 7, y dos de la agencia de noticias TELAM, Diego Pérez Andrade y Carlos García Malod.

En las páginas de las revistas Gente y Somos, de Editorial Atlántida, se transmitía el triunfalismo argentino en las islas. En el ejemplar del 6 de mayo de 1982, Gente tituló “Estamos Ganando” y el 27 de mayo insistió con un “Seguimos ganando”.

En televisión los periodistas Mariano Grondona y Bernardo Neustadt afirmaban que si fueran soldados estarían muy tranquilos por la serenidad de sus jefes y alababan el discurso de Leopoldo Galtieri que dijo desde el balcón: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”.

Los medios periodísticos deportivos tampoco quedaron al margen de la historia. Las tres revistas que circulaban en ese momento, El Gráfico, Goles y Estadio (NdR: Goles y Estadio desaparecieron y El Gráfico se transformó en una publicación mensual), coincidieron en graficar el logo de la tapa con los colores de la bandera argentina.

Unos meses antes de la guerra, Goles hizo un giro en su línea editorial. Fueron despedidos los principales editores siendo reemplazados por periodistas vinculados a sectores militares. Desde sus páginas deportivas narraban sobre la gesta de Malvinas. Por su parte, El Gráfico - también perteneciente a Editorial Atlántida - donó mil revistas para los soldados que estaban combatiendo en las islas.

Fueron 74 días de ficción periodística. Sólo se realizaron notas de color y nunca se habló de los muertos en enfrentamientos, de las condiciones de los soldados argentinos y de las estrategias militares frente a una potencia mundial. Cuando se admitió la derrota fue sorpresivo para todo un país que pensaba que su ejército estaba ganando. En julio de 1982, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, afirmó en la revista Humor que “hubo gran desinformación y manipuleo de la emotividad del pueblo”.

 

 

Argentina vs. Inglaterra: una rivalidad inmortal

Las circunstancias políticas y el enfrentamiento bélico entre Argentina e Inglaterra llevaron a que naciera una rivalidad entre ambos países Esa rivalidad se transformó en inmortal y se trasladó al deporte más pasional del mundo: el fútbol. La exageración en su máxima expresión.

El 3 de abril de 1982, un día después del desembarco argentino en las islas, al futbolista Osvaldo Ardiles, le tocó vivir una situación que sólo el contexto de ese momento lo explica. Su equipo, el Tottenham Hotspur, se enfrentaba al Leicester City por la semifinal de la FA Cup. Todos lo observaban con especial atención y apenas tocó la pelota los hinchas del Leicester lo castigaron por la circunstancia: lo silbaron y le gritaron “England, England”. No le perdonaban su nacionalidad. Pero sucedió algo que permite comprender lo que es capaz de suceder en un partido de fútbol. Desde las tribunas los simpatizantes del Tottenham, que idolatraban a Ardiles, comenzaron a replicar: “Argentina, Argentina” en apoyo al volante argentino que perdió un primo, el aviador militar José Leónidas Ardiles, en pleno combate en Malvinas. Esa noche el Tottenham ganó la semifinal 2 a 0 y semanas después se quedó con el torneo inglés al derrotar al Queens Park Rangers. Ardiles no jugó ese partido porque estaba concentrando con la selección argentina que disputaría el Mundial de España 1982.

En el Mundial, ambas selecciones fueron eliminadas en segunda ronda y no pudieron verse las caras. El mundo entero palpitaba ese juego que tenía una connotación especial.

Cuatro años más tarde, en México 1986, los seleccionados se enfrentaron en cuartos de final. Argentina venció a los británicos con un inspirado Diego Maradona quien convirtió un gol con la mano bautizado luego por el “10” como “La mano de Dios”. Pero toda una república consideró como una "revancha" de la guerra la obra de arte de Maradona que al conquistar el segundo gol dejó rendidos a sus pies a todo el plantel inglés.

En el Mundial 2002 de Corea y Japón, cuando Inglaterra derrotó 1 a 0 al elenco que dirigía Marcelo Bielsa, los ingleses se burlaron de sus rivales eternos y se acordaron de Malvinas.

Luego de la victoria por 1 a 0 con gol de David Beckham, el diario The Sun tituló "Jódanse, señores" y en una de sus páginas se podía ver un dibujo en el que un grupo de bombarderos argentinos se dirigían hacia las Malvinas junto a un buque llamado "Los Batistuta" en el que su capitán gritaba "¡0-1!".

Por su parte, el Daily Star, que mostraba a Beckham con el puño en alto, tituló “Gotcha”. Esa expresión - "Te tengo", en castellano - fue la misma que utilizó The Sun en 1982 cuando las fuerzas británicas hundieron el crucero argentino General Belgrano provocando 300 muertos.

Pero la historia también cuenta que en la capital de las islas, Puerto Argentino - Puerto Stanley para los ingleses -, existió un enfrentamiento futbolístico entre Argentina e Inglaterra. En esa ocasión no había periodistas ni fotógrafos y todavía no se avizoraba el conflicto bélico que se desataría en 1982. Fue en 1976, cuando un grupo de trabajadores de YPF que fue a  instalar tanques de combustible a las islas enfrentaron a un combinado local. Salvando las distancias, el partido, que se disputó amistosamente y con armonía, fue un anticipo de lo que sucedió en el campo de batalla tiempo después. Ese día ganaron los ingleses 2 a 1.

 

A reconstruir su historia

Después de 14 de junio de 1982 deriva - día en que finalizó el combate -  muchos de los combatientes quedaron a la deriva y comenzaron a enfrentar a su guerra más dura: la del olvido y la ausencia de reconocimiento. Debieron hacerle frente a una sociedad que miró para otro lado, que no recordó a los que murieron ni contuvo a los que volvieron. Empezaron a combatir a la "desmalvinización".

Muchos no pudieron encontrar una vía de escape a lo vivido en aquella guerra que marcó a fuego la historia argentina moderna. Aunque pasaron 31 años, las secuelas del atroz conflicto continúan dañando a las heridas que no han cauterizado. Si bien no hay registros oficiales que lo indiquen con exactitud se especula que más de 400 combatientes se han suicidado. Según estudios realizados por profesionales las consecuencias psíquicas del trauma, lejos de disminuir, con el tiempo aumentan. Es una lucha constante que perdurará por siempre y que se produjo por la falta de atención inicial. Desde hace tiempo, organizados en agrupaciones y en una disputa permanente, los veteranos de guerra denuncian la falta de atención por parte del Estado y pugnan para que sus derechos sean reconocidos.

En 1999, y por iniciativa de la Agrupación de Veteranos de Guerra Virgen del Rosario de Río Cuarto, se desarrolló en esta ciudad la primera edición de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos para Veteranos de la Guerra de Malvinas. Formaron parte alrededor de 400 ex combatientes quienes compitieron en diversas actividades deportivas y recreativas. Desde entonces, con un importante incremento en el número de participantes, se han desarrollado nueve encuentros en distintos puntos del país.

Demostrando el verdadero sentido del deporte, el objetivo de los juegos es permitir el acercamiento familiar, estrechar vínculos de camaradería, concientizar a la población, mantener vivo el recuerdo de quienes cayeron defendiendo a la Patria y reconocer a aquellos que son Veteranos de Guerra.  Esos que en una lejana isla del Atlántico Sur expusieron la vida por su país.

 

Por Marcelino Gasseuy

 

* Nota publicada en revista Contragolpe.