Todos los sábados un grupo de chicas y chicos se reúnen en las instalaciones del Centro Cultural Alberdi para llevar a cabo los entrenamientos de la Escuela de Básquet Para Ciegos de Río Cuarto. Compartimos con ellos una mañana llena de aprendizaje y superación.
La pelota pica y pica en la cancha, las dos chicas paradas debajo de cada uno de los aros los golpean con un palo para que suenen, tic tic tic. Los sonidos se vuelven muy importantes. El silencio de los que estamos afuera del entrenamiento, también. Cada sonido tiene su función; golpear la pelota para anunciar un pase, hacer sonar el aro para identificar dónde está.
Es una linda mañana de sábado y dentro de las instalaciones del Centro Cultural Alberdi se sienten aires de desafío y superación.
En un libro de Elizabeth Gilbert (Comer, rezar y amar) conocí el dibujo de un curandero de Bali, Ketut Liyer. El dibujo es una figura con cuatro pies, unas flores en lugar de la cabeza y el rostro en el pecho. El curandero de Indonesia describió la particular figura con la que define el Equilibrio diciendo que los cuatro pies son para estar plantados bien en la tierra y que el rostro en el pecho, en vez de estar en la cabeza, es para mirar el mundo con el corazón.
Mirar al mundo con el corazón es sentirlo, y eso nos enseñan todos los miembros de la Escuela de Básquet Para Ciegos de Río Cuarto: jugadores, profes, ayudantes, guías.
La Escuela se reúne todos los sábados de 9 a 12 horas en la cancha de básquet del Centro Cultural Alberdi. No es una cancha adaptada específicamente para personas de baja visión y ciegas, pero es un gran espacio para poder desarrollar las actividades. “Hasta fin de año tenemos el espacio acá. Lo que nosotros no contamos es una cancha especial, adaptada, pero al menos tenemos techo porque antes entrenábamos en las canchas abiertas, al aire libre en la plaza del Andino o en el Polideportivo Municipal. Realmente es importante contar con una cancha donde se pueda entrenar tranquilamente sin tener que ver el clima”, dice Angelina Cena, Coordinadora de la Escuela. Entre otras cosas, la cancha adaptada debería tener una soga elástica de aproximadamente un metro de alto alrededor de la cancha y las líneas demarcatorias con relieve (ver más).
“La escuela arrancó el año pasado, el 1 de julio. Uno de los objetivos principales es encontrar un espacio donde se puedan incluir los deportes adaptados. En este caso hacemos básquet para ciegos pero en un futuro queremos hacer más deportes. Arrancamos con cinco personas de baja visión y ciegas y hoy estamos contando con alrededor de doce personas. Lo que apostamos es que ellos crezcan y que se pueda lograr que este sea un deporte paralímpico, que lleguen a competir realmente”, cuenta la coordinadora.
Angelina Cena nos cuenta cómo empezó su camino en el deporte adaptado: “yo arranqué con mi papá, que fue quién trajo el básquet para ciegos a Río Cuarto y gracias a él estamos llevando esta escuela. Él arrancó en el 2012 con los encuentros nacionales de básquet adaptado, que los creó Ricardo Molinari, un jugador de básquet muy reconocido. El año pasado fue bastante complejo para nosotros. Arrancamos con un encuentro grandísimo en marzo con la presentación oficial de Básquet Para Ciegos en Río Cuarto. En base a eso logramos hacer la escuela en julio, pero el acompañamiento político no está. Esto lo hacemos todo a voluntad. Ahora contamos con el profesor que está dando orientación y movilidad, el resto de los chicos guías que estamos somos todos estudiantes de Educación Física, Psicología y Educación Especial. Nos basamos en eso y hacemos todo a voluntad. No tenemos ese apoyo que tendríamos que tener ya que es un deporte inclusivo y que sirve mucho para la ciudad y para todo el país”.
- ¿En qué consiste un día de entrenamiento?
- Este año arrancamos a hacer orientación y movilidad con el Profesor José Luis Frasinelli. Ellos van orientándose en el espacio, en el lugar con el bastón. Esto les sirve tanto para el juego como para todo. Y después de 10 a 12 hacemos la práctica. La entrada en calor, a veces trotamos o hacemos ejercicios de pique libre, dependiendo la cantidad de guías que sean, porque debería ser un guía por persona. Estamos buscando guías, cualquier persona que tenga ganas, no importa si sabe o no algo de básquet. Nosotros, cuando nos juntamos, les decimos las cosas básicas de lo que significa ser guía y cómo acompañar a la persona (ver más). Y después hacemos tiro al aro, dribling, pivot, paradas de un tiempo, de dos tiempos, ataque y defensa, y si logramos armar dos equipos hacemos partido. Los entrenamientos son para personas con baja visión o discapacidad visual. Nosotros les entregamos una planilla que tienen que llenar con los estudios básicos, para tener un control médico de todos.
“Vemos al otro como un par, de igual condiciones. Somos todas personas, y no importa si tienen una discapacidad o no. Nosotros apuntamos a eso, a la inclusión total y que se vea. Que la sociedad pueda reconocer que son personas y no verlas distintas porque tienen de visión”, finaliza Angelina.
Redacción: Al Toque
Fotos: Al Toque