(*) Por Mario Arévalo, entrenador de Pablo Guiñazú en las inferiores de Acción Juvenil de General Deheza.
Pablo Horacio “Cholo” Guiñazú llega a General Deheza a los 9 años para jugar un torneo de baby fútbol en el que jugaban chicos de Las Perdices, General Deheza y General Cabrera.
Él jugaba para un equipo de General Cabrera, la rompió y nos pintó la cara.
Yo ya dirigía a los chicos del baby fútbol de Acción Juvenil y la gente de General Cabrera no tenía posibilidades de competir en la liga de baby de Villa María, ya que había que viajar domingo por medio porque la mayoría de los equipos eran de allá. Entonces, Acción Juvenil empieza a trabajar con chicos de Las Perdices y General Cabrera, y entre ellos les marqué a los dirigentes que estaba el “Cholito” en ese grupo.
Un sábado a la tarde, la comisión de baby fútbol decidió ir a hablar con el papá y resulta que cuando llegan les dicen: “no están acá, están jugando a las bochas”. El “Cholo” estaba jugando a las bochas y jugaba bien, porque al padre le gustaban las bochas.
Lo convencimos para que fuera a jugar al fútbol y así fue. Comenzamos en el torneo de baby de la liga villamariense, que era una liga muy bien organizada. Siempre ganaban los equipos de Villa María.
Y un año, con la categoría ’78, Acción Juvenil sale campeón y por primera vez un equipo de la zona es campeón.
Después participó en el torneo de Canal 12 para una escuela de General Deheza y participamos en un torneo muy lindo, el “Centro República”, que se hacía en Corral de Bustos. Fuimos dos años seguidos con la categoría ’78 y logramos el campeonato los dos años seguidos.
Fue creciendo, hizo las inferiores. En esa época estaba Rafael Eloy Pavón de técnico y yo era su ayudante de campo en cancha grande. Y después debutó en primera división, ahí en Acción Juvenil.
Siempre estuve en contacto desde que se fue. Arrancó en Newell´s, después se fue al Perugia de Italia, después vuelve y va a Independiente, donde sale campeón.
Un domingo, yo estaba haciendo un asadito, y sentí que tocaron timbre y escucho que mi esposa dice: “¡Hola, qué tal, tanto tiempo!”. Cuando voy a ver quién es, era él que me traía la camiseta de Independiente con la que había salido campeón, porque yo también soy hincha de Independiente. Soy hincha fanático del “Cholo” y ahora también de Talleres.
Jugando para Newell´s, intercambió la camiseta con (Raúl) Cascini, cuando estaba en Independiente, y también me la trajo de regalo.
Nuca lo molesté, nunca le pedí una entrada o una camiseta. Todo siempre surgió de él. Es una persona muy buena y que transmite mucha sabiduría. Es muy humano, siempre tuvo el perfil bajo.
Yo el año pasado perdí un hermano y mi mamá –a quien conoce del baby fútbol- estaba muy “bajoneada”. Le pedí que le mandara un mensaje y le dio unas palabras de aliento que, realmente… es una persona grande, ya hecha, que se acuerda de sus orígenes. Y eso es muy importante.
Es un gran deportista y por eso llegó a esta edad jugando al ritmo que juega. Es un buen ejemplo para los chicos para que no estén en la joda, el pucho, las drogas. Siempre se dedicó, era inteligente en el colegio y es, fundamentalmente, buena persona.
Foto: gentileza Mario Arévalo