(*) Por Marcelo López Tobares.
Con ese título de tapa, el diario La Calle presentaba el trascendental partido por la fecha 2 del Campeonato Nacional de AFA de 1985.
Boca definía su grandeza por sí mismo, Estudiantes era el fútbol de Río Cuarto y que fuera “por los puntos”, oficial, cerraba el combo que lo convertía en hecho histórico.
Aunque ya había pasado un año, lo realizado ante River alimentaba la esperanza de poder dar el zarpazo ante un grande. La fecha 1 había sido derrota ante Temperley, pero teníamos un gran equipo, un técnico muy inteligente, Jorge Omar Sturniolo, y se sumaba la figura de Roberto Mouzo, además de que Boca venía “obligado” por la caída ante Altos Hornos Zapla.
Clima lluvioso, estadio repleto, afuera una multitud pugnando por entradas que ya estaban agotadas desde la mañana, el incansable Antonio Candini, la figura sonriente de Antonio Alegre, la elegancia de Ante Garmaz, la ausencia de “La 12”, y el rostro adusto del gran Alfredo Di Stéfano, que veía que la mano no venía fácil.
El primer tiempo lo vi sobre el portón de ingreso al campo de juego (que era mucho más bajo que el actual). Desde ahí, y por cómo se dio, fui un espectador privilegiado de la hermosa jugada que culminó con el gol de Estudiantes. La pared de Corró y Mentil, la asistencia de Cariaga y la definición de Víctor Crema para uno de los goles más gritados de nuestra historia.
Pudo ser. Siempre va a quedar esa sensación. Si Bava cobraba el penal a Cariaga, o hubiese entrado alguna de todas las que tuvimos en el segundo tiempo, y si la cancha no estaba barrosa ese centro de Giachello terminaba en el otro lateral en vez que en la red.
No fue. Boca empató, la “Saeta Rubia” sacó a los delanteros por defensores y cerró el partido.
El triunfo no se dio, sin embargo se festejó igual como una hazaña. No siempre se tiene a un equipo como Boca contra las cuerdas. No siempre se vive una fiesta del fútbol como fue esa.
Eso pensábamos en aquel febrero de 1985.
Hoy el sorteo de Copa Argentina, en febrero de 2019, nos volvió a poner en la misma situación, esas segundas oportunidades que nos dan la vida y el fútbol.
Boca está nuevamente en el horizonte de Estudiantes, y como aquella lejana vez el partido excederá lo que es Estudiantes, porque será Río Cuarto el que empuje a los 11 “leones” a escribir una nueva página de gloria.
(*) Integrante del Área de Prensa y Comunicación del club “celeste” y recopilador de la historia de Asociación Atlética Estudiantes