* Por Antonella Tosco
Dicen que lo que cuesta tiene un sabor distinto. Yo le agregaría que, por estos pagos, o es sacrificio o directamente no es. Los argentinos nos hemos acostumbrado a las proezas, a los heroísmos, a remarla. Y si bien eso ha forjado un carácter guerrero en nuestro ADN nacional (si es que algo así existe), a veces creo que deberíamos desacostumbrarnos un poco a esta idea sacrificial. Empatamos no sólo con el último subcampeón del mundo, sino también con nuestra antítesis cultural. Japón, un oriental hipertecnologizado, lleno de luces que encandilan y saturan éstos ojos más acostumbrados a ver llanuras. Si de este lado somos dignos padres e hijos de un “azaroso” Rayuela, por aquellos pagos nacen fenómenos exportables como Pokémon y los Otakus, y la no planificación parece un hecho impensado para las tierras de Samuráis. El carácter y el sacrificio Vs. la disciplina y la planificación = empate en cero.
Obviamente que uno no puede derivar certezas de un partido, pero el fútbol tiene esa plasticidad reflexiva que permite pensar – con las licencias correspondientes – cualquier aspecto de la sociedad que nos atraviese. Y bien vale la pena.
La perseverancia, los caminos cargados de dificultades, el desamparo por parte del Estado y de los organismos oficiales, el seguir cueste lo que cueste para que el barro se convierta en oro, ya fue un sendero transitado por muchas futbolistas, inclusive por quienes hoy nos representan en Francia. El empate ante una potencia mundial, después de años de abandono de nuestra selección, es un grito de festejo que está cargado de heroísmo, de patriotismo. Sin embargo, el mayor anhelo es que éste sea la última de las batallas para abandonar la escena de David Vs. Goliat tan repetida en todas las disciplinas deportivas en su vertiente femenina. No porque desee que perdamos la estirpe de luchadoras, de guerreras, sino porque creo que nos merecemos - de una vez y para siempre - contar nuestras glorias desde el trabajo y la superación en condiciones dignas y no desde el relato del desamparo y el olvido, de la escasez y la pobreza, el exilio y el desarraigo, de los personajes que brillan en tierras ajenas y vuelven a hacer patria.
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“Creo que nos merecemos - de una vez y para siempre - contar nuestras glorias desde el trabajo y la superación en condiciones dignas y no desde el relato del desamparo y el olvido, de la escasez y la pobreza”
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Que los desafíos sean personales y no por trabas sociales, económicas e institucionales. Que una piba haga el sacrificio de alejarse de su familia para ir a probarse en un club, pero no sumarle el sacrificio de tener que trabajar extra para poder bancar su profesión de futbolista, para los domingos ir a jugar con los equipos viejos y grandes que ya no usan los varones o tener que pedir prestado para pagarse los viajes en colectivos lecheros para ir a entrenar a la Selección. Animarse a romper prejuicios y estereotipos para después quedar olvidadas y sin trofeos ni medallas para guardar.
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“Que los desafíos sean personales y no por trabas sociales, económicas e institucionales. Que una piba haga el sacrificio de alejarse de su familia para ir a probarse en un club, pero no sumarle el sacrificio de tener que trabajar extra para poder bancar su profesión de futbolista, para los domingos ir a jugar con los equipos viejos y grandes que ya no usan los varones o tener que pedir prestado para pagarse los viajes en colectivos lecheros para ir a entrenar a la Selección”
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Yo no quiero que seamos como Japón. Pero tampoco quiero el éxito para las muy pocas que se animaron a dejarlo todo, absolutamente todo, para jugar al fútbol. El amateurismo si es lindo como estilo de competencia, pero no cuando es la excusa para acortar posibilidades y vuelve el disfrute un privilegio.
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“El amateurismo si es lindo como estilo de competencia, pero no cuando es la excusa para acortar posibilidades y vuelve el disfrute un privilegio”
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La gloria sufrida es hermosa, pero sólo si sirve como hecho que afianza un avance, para que las que vengan sean tratadas como lo que son: deportistas profesionales. El voluntarismo, cuando no se transforma en políticas públicas, termina en una linda anécdota, y las anécdotas no le mejoran la calidad de vida a nadie.
* Por Antonella Tosco, jugadora de Fusión Fútbol Club en la Liga Regional de Río Cuarto