* Por María Boloquy
Hoy me levanté con algo que me viene dando vuelta la cabeza desde que llegué a Primera División. En esta categoría tan alta está la división de quien juega bien y las rústicas, las “picapiedras”, o también denominadas las patas duras.
Una rústica muy pocas veces es reconocida, tenes muy pocas fotos barriendo, porque las fotos más importantes son donde se hacen los goles y ahí pocas veces llegamos nosotras (a menos que sea para festejar). A nosotras nos entiende poca gente, están quienes te gritan cuando fuiste a recuperar una pelota con falta: “¿era necesaria ahí la falta?”. Y una piensa: “y la verdad yo cuando voy a ganar una pelota no estoy pensando en los centímetros de la cancha donde estoy… una va a ganar la pelota”. Es como si nosotras, las “picapiedras”, le digamos a las habilidosas ¿era necesario ese caño?
Somos las más criticadas, siempre. A muchas les gusta tener una rústica en el equipo y a otras no tanto: "es que son gustos, viste". Y sobre gustos no hay nada escrito dijo alguien.
Hay gente que hasta se atreve a decir: "¿qué hace esa en el equipo?" Pero ahí vamos nosotras, las patas duras, contra todo. Como en la cancha o como en la vida misma, no gambeteamos mucho, pero le ponemos el pecho.
Si sos de las rusticas, tene presente esto: un equipo lo conforman todas y que la 'rústica' no suene a mala palabra o a patadura. La rústica es tan vital como el Maradona de cualquier equipo. "Nació con un talento diferente al del resto". No dejes de meter en la cancha, ni en la vida.
* María Boloquy, 30 años. Nació en Villa Sarmiento. Su paso por la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto fue en Universidad Blanco y en Rosario Fútbol Club. Actualmente juega en San Lorenzo. Es Instructora Nacional en Fútbol Infantil y estudiante de Preparación Física y Psicología en el Deporte.
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